SOCIEDAD

Las papeleras muestran su juego y salen a defender sus proyectos

Las empresas aseguran que la tecnología que usarán no es contaminante. Para Kirchner, el tema es “una causa nacional”.

Las polémicas papeleras ubicadas sobre la margen oriental del río Uruguay intentan defender los beneficios de la instalación de sus plantas de celulosa, mientras las poblaciones de Fray Bentos, del lado uruguayo, de Gualeguaychú, del lado argentino, y ONG ambientalistas insisten con sus críticas. El caso de las empresas ENCE (española) y Botnia (finlandesa) fue tema de conversación en una reunión entre el presidente Néstor Kirchner y el gobernador entrerriano Jorge Busti. Durante la reunión, Kirchner consideró que la de las papeleras “es una causa nacional”, y coincidió con Busti en que “muy lejos está de ser un enfrentamiento entre pueblos o naciones. Es una defensa del ecosistema y de una mejor calidad de vida”.
No hace falta ser un experto para ver. Cuando el avión planea sobre el codo del Uruguay antes de Fray Bentos se pueden distinguir dos lenguas de tierra pelada que desembocan en el propio río. La primera, la más cercana a Fray Bentos, fue abierta por la empresa Botnia. La segunda, un poco más pequeña y más al este, pertenece a ENCE. Allí proyectan levantar las respectivas plantas de celulosa, una de las industrias consideradas por el Banco Mundial dentro del selecto grupo de las más contaminantes del mundo.
Botnia fabricará celulosa para su propia producción papelera. Los españoles, en cambio, la producirán para sus clientes europeos y japoneses. En ambos casos utilizarán madera del eucalyptus globulus, porque los científicos sostienen que de este tipo de árbol se obtiene celulosa de mejor calidad. En ambos casos también se utilizará el mismo proceso de fabricación y blanqueado: la tecnología ECF (Elemental Chlorine Free) o libre de cloro elemental, en lugar de la TCF (Totally Chlorine Free) o totalmente libre de cloro. Según los españoles de ENCE, “el blanqueo TCF otorga a la pasta propiedades inferiores al blanqueo ECF en resistencia y blancura”. Y juran y perjuran que “el Programa Ambiental de Naciones Unidas considera que ambos métodos son equivalentes con respecto a su potencial formación de PCDD y PCDF (compuestos dioxínicos y furanoides)”.
Que la ECF sí y la TCF no se ha convertido desde hace un tiempo en el centro del debate porque en buena parte es en esa elección donde se concentran las críticas que plantean las sociedades de Gualeguaychú y Fray Bentos. “Me preocupa porque van a cambiar la historia de mi tierra –dijo Edgardo Moreira, de la Asamblea Ambiental Ciudadana de Gualeguaychú a Página/12–. Botnia me va a consumir 86 millones de agua por día. Son 4500 camiones de 20 mil litros de agua cada uno. Esos 86 millones los van a mezclar con no menos de 170 mil toneladas anuales de productos químicos. Dióxido de cloro, ácido sulfúrico, soda cáustica, peróxido de hidrógeno. Llevan la temperatura a 60 o 70 grados y después devuelven el agua con residuos químicos y al doble de la temperatura con que la tomaron, o sea, a 35 a 40 grados”.
Según Delia Villalba, ex concejal del Frente Amplio y vecina de Fray Bentos, “en la quema de corteza va a haber producción de dioxina, y en el blanqueado de la celulosa van a blanquear con dióxido de cloro, como nos explicó el técnico de la Facultad de Química”.
Por primera vez, los españoles de ENCE organizaron una visita guiada para periodistas al lugar donde funcionará la planta. Allí aseguraron que su instalación generará una multiplicación de empleos. “Se estima que una planta de celulosa genera diez veces más empleos en su derredor que la mano de obra directa empleada –sostuvo Emilio Rodríguez, cabeza general del emprendimiento de ENCE en M’Bopicuá, próximo a Fray Bentos–. Nuestra planta tomará 300 empleados directos con lo que estimamos que se generarán 3 mil empleos.”
“Hace quince años –responde Villalba–, cuando empezó la forestación, los españoles nos dijeron que Río Negro se iba para arriba. Quince años después nos vienen a decir que nos traen las plantas de celulosa para generar trabajo. Después de que Fray Bentos se transforme en una ciudad fantasma ya no sé qué van a traer con la misma promesa. Ya demostraron quelas plantaciones al país no le trajeron ningún beneficio, sino que además le provocan sequía en la zona”.
La empresa asegura que la sequía no es producto de los eucaliptus y que no trabaja con cloro elemental, que es inestable, sino con dióxido de cloro, que está dentro de lo aceptado. “Que reduzcan los elementos clorados no quiere decir que los eliminen –sostuvo Juan Carlos Villalonga, de Greenpeace–. No son industrias inocuas. Que sea un costo que asumen los países que aceptan su radicación no las transforma en industrias inocuas”.
Ayer, durante una reunión de Kirchner y Busti en la casa de Gobierno de Entre Ríos, se trató el caso de las papeleras. Kirchner sostuvo que “es una causa nacional en defensa del medioambiente”. La postura Argentina exige como condición para la aprobación del emprendimiento industrial la elaboración de un informe ambiental independiente y tomará una decisión al fin de las reuniones bilaterales entre ambos países. Además, el gobernador Busti realizó una presentación ante la Comisión Interamericana por los Derechos Humanos, acompañado por 39 mil firmas, reclamando la detención de las obras hasta la realización del informe ambiental independiente.

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El puerto de la española ENCE, en Fray Bentos, donde se prevé construir una planta de celulosa.
 
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