Uno de los muchos datos faltantes para completar el rompecabezas del golpe al Banco Río de Acassuso ayer fue revelado públicamente por el ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian: una mujer, integrante de la banda, salió del banco antes de que las fuerzas policiales realizaran el cerrojo, cuando apenas comenzaba el asalto, y se quedó en el exterior dando datos por celular a sus compañeros. No está claro si fue sólo la mujer o si algún otro integrante de la banda salió con ella. De lo que sí están convencidos los investigadores es que en el banco, antes de iniciarse el golpe, había “unos cuantos integrantes de la banda haciéndose pasar por clientes”. La mayor parte de ellos se transfiguró en delincuente y huyó por el túnel. También creen que del otro lado del boquete los aguardaban otros miembros de la banda para ayudarlos a montar el botín en los dos gomones, para trasladarlo hacia fuera por el desagüe.

Según el ministro Arslanian, las pericias realizadas en el túnel iniciadas el lunes pasado determinaron que el último tramo del túnel tiene aproximadamente una antigüedad de tres meses y una construcción que demoró unos quince días. También sostuvo que “todos los delincuentes salieron por el boquete a excepción de un caso, o tal vez dos, que lo hacen por la puerta principal en el momento en que comienza el hecho”. Arslanian reconoció que fue una mujer la que salió por la puerta y que luego se dedicó a avisar por celular a sus cómplices sobre los movimientos que ocurrían fuera del banco. Lo que sospechan los investigadores es que la mujer sería la esposa de uno de los miembros de la banda.

“Las pericias geológicas y de otra naturaleza atribuyen al túnel unos tres meses de antigüedad con una construcción posible del orden de los quince días. También se pudo determinar que fue construido desde el interior del mismo, desde abajo, es decir desde el desagüe pluvial hacia arriba.” Arslanian admitió la posibilidad de que los delincuentes hayan recibido las precisiones para orientarse en la construcción del túnel, el ministro dijo que “es factible que hayan tenido asistencia en ese sentido”.

Otro detalle revelado por Arslanian fue que las pericias indicaron que el fichero que cubrió el boquete por dentro del banco “pudo haber sido movido mediante una tanza delgada desde adentro del boquete. Se estableció que ese mueble tenía simulada u oculta una especie de zócalo o ruedas que permitieron un fácil desplazamiento”. Confirmó que los dos automóviles que utilizó la banda para cometer el hecho fueron “robados” y sostuvo que “es una especulación” que los delincuentes los hayan comprado a “levantadores de vehículos”. “Llegan al banco a bordo de esos dos automóviles que después quedaron abandonados, uno en el garaje del lugar y otro en la calle.”

Uno de los investigadores del caso confió a Página/12 un detalle: “Antes del golpe había más de 16 clientes. Uno o más salieron al comenzar el golpe y no eran tales, es el caso de la mujer y posiblemente otro. Pero no fueron 16 los que quedaron adentro sino más. Había unos cuantos que se hacían pasar por clientes y no lo eran, no sabemos exactamente cuántos eran pero tenemos una idea mucho más aproximada de lo que parece”.

Cuál era el sentido de que la banda cubriera de asaltantes la sala del banco antes de dar el golpe. “Es de lo más común. Se hace en todos los asaltos. Meten varios ojos, muchos más que dos, para ver si se les escapa algo de último momento –explicó el investigador–. Una cabeza con el pelo cortito o marcado, alguno con bulto en la cintura o que lo huelen como comisario y que está pagando la cuenta de la luz en el cajero. Un cambio de último momento en la guardia. O lo que sea. Todo para prevenir sobre seguro. Después les dan una señal y entra a jugar el grupo de los que dan el golpe visible. En este caso hicieron exactamente eso, con la diferencia de que unos cuantos escaparon por el túnel y no aparecen entre los 16 rehenes rescatados luego.”