En un barrio de las afueras de Córdoba, el 76 por ciento de los chicos examinados presentó en la sangre restos de un plaguicida prohibido, de acuerdo con un estudio realizado por la Dirección de Ambiente de la municipalidad local. Sobre un total de 30 niños del barrio de Ituzaingó, 23 llevan en su sangre una sustancia tóxica. Aunque sus efectos no se pueden conocer en este momento, los especialistas sostienen que es nociva. Pero en la zona no resultó una novedad, ya que desde hace años un grupo de madres viene reclamando por la salud de sus hijos por diversos problemas ambientales.

El estudio, denominado “biomarcadores de exposición”, detectó que los chicos del barrio Ituzaingó Anexo tienen en la sangre alfa hexaclorociclohexano que son “órganoclorados, es decir, pesticidas persistentes”, dijo a Página/12 el director de Atención a la Salud del municipio, Mario Salinas.

Los niños “han tenido exposición previa a esta sustancia, pero no se sabe cuál es la vía (por ingestión o por la piel). Lo que no se encontró fue la presencia de un cóctel de sustancias tóxicas”, como se suponía, por la presencia en la zona de distintos factores contaminantes.

En ese sentido explicó que “estudiamos 17 tipos de sustancias en la sangre, de los cuales encontramos cuatro vinculados con hexaclorociclohexano presente en algunas muestras, por encima de valores de referencia”,

El estudio fue realizado a 30 chicos de entre 4 a 14 años con por lo menos tres años de residencia en el barrio, ubicado en la periferia sur de Córdoba, donde en los últimos años se detectaron más de 100 casos de cáncer. La sustancia detectada era habitualmente utilizada como plaguicida en algunos cultivos, y en el país está prohibida por la ley 22.289, que la catalogó de “probablemente cancerígena”.

“La pregunta que nos hacíamos al comenzar el estudio era si en la población más vulnerable actualmente sana, que son los niños, habría un factor de acumulación que pudiera enfermar a la población”, determinó Salinas. A partir de ahora, “va a haber un seguimiento periódico. Esto tiene riesgos potenciales, nadie debería tener esta sustancia, no hay antídoto. Lo mejor es que las condiciones ambientales mejoren, la parte nutricional, el agua”, especificó el especialista.

De ahora en adelante, la idea es, después de este estudio piloto, “ampliar estudios hacia otro tipo de población, ya que Ituzaingó colinda con el campo y queremos saber si esto es local o compartido en otras zonas”.

Rita Otero da testimonio de ello porque salió con sus hijos de la zona cuando el menor de 6 años comenzó con asma bronquial, porque “esos químicos afectan primero a las mucosas y a los pulmones”, y en su misma cuadra “había cuatro casos semejantes”.

Informe: M. S. Wasylyk Fedyszak.