Dos oficiales de la Policía Federal, acusados de encubrimiento agravado en la causa por el secuestro y asesinato de Axel Blumberg, desplegaron ayer todo su oficio para tratar de sacarse de encima los cargos y tirarle la pelota al ex fiscal federal Jorge Sica, apartado del caso y sospechado, también, por presuntas irregularidades en el manejo de la investigación. “Si hoy estoy sentado junto a los asesinos de Axel Blumberg es porque el fiscal (Sica), con mi detención, terminó tapando un montón de negligencias y de delitos cometidos por él”, aseguró el ex jefe de la División Antisecuestros de la Policía Federal, Juan José Schettino, quien hizo una larga exposición con el propósito de “presentar una foto distinta” de su actuación en el caso. En todo caso, la foto salió fuera de foco porque tanto Schettino como el subcomisario Daniel Gravina, ex segundo jefe de la comisaría 23ª, dejaron dudas respecto de la actuación que les cupo. Ellos tuvieron conocimiento de la posible participación en el hecho de una banda encabezada por Martín “El Oso” Peralta, hoy juzgado por el crimen, pero manejaron los datos a espaldas de la fiscalía. En distintos momentos, ni ellos ni Sica actuaron con la inmediatez requerida.

María Elena Usonis, la mamá de Axel, acompañada por cuatro amigas, era la viva imagen de la desolación mientras escuchaba las indagatorias de Schettino y Gravina. A lo largo de su exposición, Schettino insistió en que él no participaba en forma directa en la investigación, aunque tenía datos bastante precisos sobre Peralta.

“El fiscal (Sica) contaba con información para investigar un celular del que se hizo un llamado a la familia Blumberg. El 20 de marzo de 2004, tres días antes de la muerte de Axel, tenía los datos para solicitar que le bajaran todas las llamadas de ese celular. Por no pedir ese dato a la telefónica se perdió 42 minutos de comunicaciones con el teléfono de Peralta. De haberse aprovechado esos 42 minutos, también se hubiera evitado el secuestro de (Alejandro) Ortiz de Rosas”, caso que también se analiza en este juicio oral. Lo que no quedó claro, en todo caso, es la razón por la cual Schettino no le comunicó en forma directa a Sica los datos que había recibido a través del subcomisario Gravina.

Antes de Schettino, el subcomisario les había contado a los miembros del Tribunal Oral 2 de San Martín cómo obtuvo información a partir de su contacto personal con un “buche” de la policía, el también imputado en la causa Daniel Sagorsky. El subcomisario dijo que el 25 de marzo, después del asesinato de Axel, se reunió con Sagorsky en el restaurante El Galeón, en Gurruchaga y Santa Fe, frente a la comisaría 23ª, en la que prestaba servicios. Reconoció que Sagorsky le había dado el dato de un tal “Martín” (resultó ser El Oso Peralta, líder de la banda que secuestró a Axel), de Ivana, hermana del Oso, y del auto utilizado en el secuestro de Axel.

Gravina aseguró que “en ningún momento” quiso encubrir a Sagorsky, que fue detenido poco después de la entrevista que mantuvieron. El policía sostuvo que le “extrañó” que su confidente no volviera a comunicarse con él, como habían acordado. Schettino, por su parte, llegó a decir que se enteró de la detención de Sagorsky leyendo una nota publicada por Página/12. Nadie en la sala dudó de que ésa haya sido una primicia de este diario. Lo que sí despertó comentarios y sospechas fue la supuesta ignorancia, alegada por los policías, de la detención de Sagorsky en una causa de semejante repercusión pública, que tenía conmocionada a la policía.

Schettino acusó al fiscal Sica de cometer los delitos de “incumplimiento de los deberes de funcionario público, prevaricato, falsa imputación, privación ilegítima de la libertad y retardo de justicia”. El ex jefe antisecuestros aseguró: “No entiendo por qué el fiscal Sica no está acá sentado dando explicaciones de las razones por las cuales no resguardó la vida de un secuestrado.