Aníbal Ibarra y Miguel Bonasso están decididos a fortalecer y ampliar los límites de la sociedad política que establecieron con vistas a las elecciones del año próximo y con ese objetivo sentaron a su mesa al gobernador bonaerense, Felipe Solá. Los tres cenaron antenoche en el Club Español, donde acordaron reunirse en forma periódica para discutir políticas públicas para el área metropolitana y generar un espacio de confluencia de dirigentes del campo progresista. Bonasso –quien no descarta postularse a la Jefatura de Gobierno en 2007– concurrió al encuentro con el titular de Astilleros Río Santiago, Julio César Urien, e Ibarra fue con su ex secretario de Cultura, Gustavo López, y el de Comunicación, Daniel Rosso; sobre el final se sumó la renunciante funcionaria Gabriela Alegre. La sobremesa fue tan prolongada que dio lugar a cuatro rondas de café y, si bien no se habló de candidaturas, Solá fue consultado sobre la posibilidad de que la Justicia habilite su reelección. También hubo lugar para las bromas y alguna que otra disputa, como la que se planteó entre Ibarra y Solá cuando unas jóvenes que parecían brasileñas saludaron a un lugar impreciso de la mesa y los dos se adjudicaron la deferencia.