Sábado, 19 de agosto de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › CRITICAS A LOS GOBIERNOS EN EL CIERRE DE LA CONFERENCIA SOBRE SIDA
La cumbre de Toronto cerró ayer con críticas a los gobiernos por la falta de políticas de prevención y con un llamamiento a los países desarrollados para que aporten fondos para la lucha contra la enfermedad en los países pobres.
Por Emilio de Benito *
Desde Toronto
A falta de una cura o una vacuna, la prevención de nuevas transmisiones se impone como la única forma para frenar el sida en el mundo. El virus, que cada año infecta a unos 4 millones de personas y acaba con la vida de unos 3 millones, se extiende por la inactividad o las actuaciones “negativas” de los gobiernos, según se cuestionó ayer en la clausura de la XVI Conferencia Internacional sobre el Sida, que se celebró en Toronto, Canadá. “Tenemos la ciencia y los medios, falta la voluntad política”, resumió el estadounidense Chris Collins, encargado de resumir los puntos clave de cinco días de reuniones, con más de 4000 presentaciones y cientos de conferencias, exposiciones y otras actividad paralelas que han reunido a 24.000 personas. Las críticas se centraron en los países más ricos, a los que se reclamó que aporten los fondos prometidos para la lucha contra el sida en los países pobres.
En el mundo, “sólo el 21 por ciento de los que los necesitan tienen condones accesibles, los programas para impulsar comportamientos seguros sólo han llegado al 16 por ciento de los trabajadores del sexo y al 11 por ciento de los hombres que tienen sexo con hombres; sólo el 9 por ciento de las embarazadas infectadas recibe tratamiento para evitar que transmitan el virus a sus hijos; los programas de reducción de daños (intercambio de jeringas o uso de metadona) llegan sólo al 4 por ciento de los usuarios de drogas inyectables y menos de un 0,2 por ciento de la población tiene acceso a una prueba para conocer su estatus”, resumió la sudafricana Quarraisha Abdool Karim, responsable del resumen sobre epidemiología y prevención de la conferencia.
“Estos métodos ya existen y su eficacia está comprobada. El uso de la nevirapina para evitar la transmisión de madre a hijo se presentó en la conferencia de Durban (Sudáfrica) en 2000; no hay dudas sobre la eficacia de políticas de reducción de daños entre usuarios de drogas ni sobre los condones. No hay que esperar a los nuevos productos que se están ensayando para conseguir una protección eficaz”, dijo el director de la última sesión de la conferencia, el suizo Craig McClure.
Las críticas de los participantes abarcaron a todo tipo de gobiernos e instituciones. “Hay que estudiar qué papel juegan la homofobia y los fundamentalismos en que no se pongan en marcha políticas de prevención, y cuando hablo de fundamentalismos no me refiero sólo al islámico, sino también al cristiano (por su postura contra el preservativo) o al liberal, que sacrifica vidas para proteger los derechos comerciales de algunas empresas fabricantes de medicamentos”, dijo el filipino Michael Tan en medio de una ovación.
“Hay que abordar el problema del sida desde el punto de vista de los derechos humanos. El primero es el de vivir y de tener una vida saludable. Cuando Rusia prohíbe el uso de metadona, Sudáfrica niega el tratamiento a las personas encarceladas, Estados Unidos prohíbe los intercambios de jeringas o Canadá estudia cancelar el primer programa del país para establecer una sala de venopunción segura para usuarios de drogas; están actuando contra ellos”, afirmó el británico Bernard Forbes, responsable del área de Política. En esta prioridad por la prevención tiene un papel destacado el acceso a los tratamientos. Actualmente, los reciben sólo el 24 por ciento de los más de 6 millones de personas que los necesitan. Y hay problemas para que los laboratorios faciliten las patentes de los llamados fármacos de segunda línea –los que se dan cuando aparecen las resistencias a los primeros antivirales recibidos–, o las nuevas formulaciones de otros, como el Kaletra, de Abbot, que no necesita refrigeración, lo que es fundamental para poder llevarlo a algunas partesde Africa (el laboratorio, para evitar las previsibles protestas de los activistas y las acciones contra su puesto ni siquiera ha estado presente en la Conferencia).
Los jóvenes, los hombres que tienen sexo con hombres, las personas transexuales –prácticamente invisibles en el temario de la conferencia–, los trabajadores del sexo, los niños, los inmigrantes, las poblaciones indígenas y, sobre todo, las mujeres, son otros grupos que en prácticamente todos los países tienen más dificultades para acceder a la prevención, cuando ésta no se les prohíbe directamente “criminalizándolas y encarcelándolas”, dijo McClure. Por eso Collins, entre las claves para el éxito de la lucha contra el sida, destacó la necesidad de legalizar todas estas actividades o comportamientos, y, en el que ha sido uno de los lemas oficiosos de la conferencia, dar más poder a las mujeres, para que tengan a su disposición métodos de protección como el condón femenino o, más adelante, los microbicidas.
También hubo menciones al dinero. El Fondo Mundial contra el Sida, la Malaria y la Tuberculosis acaba de abrir una nueva ronda de peticiones y calcula que necesitará al menos 7200 millones de dólares para atender las peticiones, “lo que cuestan dos días de la ocupación de Irak”, según Collins, quien pidió a su gobierno que elimine las trabas que pone –como dedicar una cantidad obligatoriamente a promover la castidad y la fidelidad– para que los países más pobres puedan acceder a su fondo de 15.000 millones de dólares contra el sida.
*De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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