Martes, 17 de octubre de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › PRESO POR NO APAGAR EL CIGARRILLO
Mostró el orillo. El irascible fumador que hace quince días fue preso por resistirse, a golpes de karate, a la ley antitabaco en un bar de Recoleta, era un narco internacional buscado por la DEA.
Así de sorprendente resultó la verdadera identidad de quien ante la Policía Federal dijo que era Juan Carlos Cataldo, un alias que había tomado de un jugador de fútbol de la Primera B. Con una vida ajetreada, la pinta de un turista global y los euros de un rico del primer mundo, quien en realidad se llama Joaquín Bujanda es un español que, según fuentes judiciales, es investigado por la Justicia de varios países de haber contrabandeado desde la Argentina a España uno de los mayores cargamentos de cocaína en los últimos tiempos.
El hombre, un español de 40 años, protagonizó una escena que pasó del exabrupto al escándalo violento cuando la ley antitabaco que rige en la ciudad de Buenos Aires lleva cuatro días en vigencia.
Bujanda estaba sentado en la mesa de un pool de Recoleta cuando tras prender un pucho el dueño del lugar se acercó a su mesa para pedirle que lo apagara. El español reaccionó como si le pidieran que se humillara y lanzó una larga lista de insultos, a los gritos, al propietario. Los presentes se inquietaron. Algunos se fueron. Y el dueño del lugar llamó a la policía. Pero fue para peor. Aunque iba armado con una pistola 7,65, se resistió con los puños y las piernas. En esa pelea, Bujanda dio muestras de su condición de karateca entrenado: ahora se sabe que, además de ser un supuesto narco buscado por la DEA, es quinto dan de karate. A uno le quebró un dedo.
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