Jueves, 28 de junio de 2007 | Hoy
Es un policía santafesino. El chico, de 9 años, contó que el hombre le dijo: “O me matás vos a mí, o te mato yo a vos”.
Por Juan Carlos Tizziani
desde Santa Fe
Un suboficial de 33 años que había sido separado hace muy pocos días del grupo de elite de la policía santafesina –las Tropas de Operaciones Especiales– y trasladado a la Unidad Regional I, en la capital de la provincia, apareció muerto en el dormitorio de su casa, con un balazo en el pecho. A un costado del cuerpo estaba su pistola reglamentaria, humeante. Y a pocos metros, la esposa y su hijo de 9 años en estado de shock. Con esta tragedia familiar se encontró el juez de Instrucción de Santa Fe José Manuel García Porta, que después se convirtió en el primer destinatario de un relato que lo conmovió: el hijo del policía le confesó, aún desbordado por el terror y el llanto, que su padre lo había presionado para que lo matara. “O me matás vos a mí, o te mato yo a vos”, fue la orden que recibió el pequeño. Y él la cumplió: empuñó el arma y disparó.
Más tarde, una prueba de dermotest reveló rastros de pólvora en la mano del chico. “Si bien el chiquito me dijo en el lugar del hecho que él mató a su padre porque éste se lo exigió, como es menor, un inimputable absoluto, vamos a esperar los estudios psicológicos para ver la veracidad (del relato) porque a veces el comportamiento de los menores no es igual al de los adultos”, dijo García Porta. Ahora, el chico es asistido por psicólogos del Comité de Maltrato Infantil del Hospital de Niños Orlando Alassia.
El drama se desencadenó el martes alrededor de las 13, en una modesta casa del barrio Los Hornos, en el cordón oeste de Santa Fe, donde el suboficial Miguel Angel Echagüe vivía con su esposa y su hijo. Fue ella la que escuchó el disparo en el dormitorio, abrió la puerta y encontró a su marido, recostado en la cama matrimonial, con el pecho ensangrentado. La mujer llamó inmediatamente a la policía.
El pedido de auxilio movilizó no sólo a socorristas del servicio de emergencia y a investigadores. Uno de los primeros en llegar a la casa del barrio Los Hornos fue el propio jefe de la Unidad Regional I, comisario Juan Faustino Ruiz, a quien acompañaba el juez García Porta. “Fuimos al mediodía con un grupo de mujeres y hombres policías. En un primer momento, pensamos que era un suicidio”, dijo Ruiz por una emisora de Rosario. “Pero después vino el nene llorando, desesperado, a hablarme. Lloraba y se tomaba sus manitos. Y nos habló al juez García Porta y a mí. Nos dijo, en medio del llanto, que su padre le ordenó y lo presionó para que lo matara”, agregó.
Ese mismo martes, pero a la tarde, el comisario Ruiz tenía una entrevista con el suboficial Echagüe para evaluar su traslado desde las Tropas de Operaciones Especiales a la Policía de Santa Fe.
La oficina de prensa de la Unidad Regional I calificó al drama como “un grave incidente en el cual se halla involucrado un menor de nueve años de edad, del grupo de familia del policía fallecido”.
El juez García Porta coincidió con el relato del comisario Ruiz, pero aclaró que la veracidad de la historia será puesta a prueba en entrevistas que el chico tendrá con un equipo de psicólogos. Hoy, el pequeño es asistido por el Comité de Maltrato Infantil del hospital de Niños Orlando Alassia de Santa Fe. “Vimos al nene muy triste, compungido, hablaba poco, pero prima facie lo que nos dijo tiene asidero. Estaba muy shockeado y esto habla a las claras de un grave trauma familiar”, señaló el magistrado, que admitió que en sus 30 años de carrera judicial éste es uno de los casos que más lo conmovieron: “Nunca me tocó un caso así”.
“Se hizo la autopsia y se comprobó que este agente de las TOE murió en su casa por disparo de arma de fuego en el pecho. Respecto a la intervención de un tercero, en este caso un menor, hay que tomarlo con mucha cautela y prudencia”, dijo García Porta por LT9. “Si bien el chiquito me dijo que él mató a su padre porque éste se lo exigió, como es menor vamos a esperar los estudios psicológicos para ver la veracidad del relato porque a veces el comportamiento de los menores no es igual al de los adultos. Y una vez finalizados todos los estudios veremos si realmente él esta involucrado o hay alguien más. Vamos a esperar los resultados”, insistió el magistrado.
“Se trata de un niño de 9 años, un inimputable absoluto que está shockeado. Fue atendido por la psicóloga de la policía y ahora es asistido en el hospital de Niños Orlando Alassia, donde hay un equipo interdisciplinario integrado por psicólogos y asistentes sociales. De manera que vamos a esperar los resultados de tres o cuatro entrevistas que le hagan los psicólogos y entonces yo podré emitir un dictamen”, concluyó el juez.
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