SOCIEDAD

“Se persigue más a los ladrones que a los agresores de mujeres”

La abogada brasileña Leila Linhares Barsted coordina el Comité de Expertas de la OEA que evalúa en Buenos Aires la situación del continente en violencia de género. Aquí, su diagnóstico.

 Por Mariana Carbajal

“Hay una impunidad selectiva muy grave: en los casos de violencia contra las mujeres la impunidad es mayor. Se persigue con más rigor a los autores de hurtos y robos que a los que cometen agresiones a mujeres”, señaló la abogada brasileña Leila Linhares Barsted, coordinadora del Comité de Expertas de la OEA que por estas horas evalúa en Buenos Aires cómo están cumpliendo los países del continente con las medidas que ordena la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las Mujeres o Convención de Belem do Pará. Para los gobiernos “no es un tema prioritario”, consideró en diálogo con Página/12 y analizó los obstáculos que hay en la región para combatir este flagelo.

Durante la última dictadura militar de Brasil, Linhares Barsted fue defensora de presos políticos. A mediados de los ’70 impulsó la creación del movimiento feminista en su país. Hoy dirige una ONG (Cepia) en Río de Janeiro dedicada a la defensa de los derechos de las mujeres.

–¿Cuál es su evaluación de la problemática de la violencia hacia las mujeres en América latina?

–Los problemas son los mismos en los distintos países: no se puede decir que la lucha contra la violencia hacia las mujeres es un tema prioritario y la prueba de ello es que en los presupuestos nacionales las partidas para programas que enfrenten este problema son muy pequeñas, cuando existen asignaciones específicas. No se impulsan políticas públicas de género y las que hay, que son muy pocas, están circunscriptas a áreas urbanas.

–¿Qué pasa con el acceso a la Justicia?

–Es el gran problema. Los movimientos de mujeres denuncian cada vez más las trabas que hay para acceder a la Justicia. Es importante que los jueces conozcan la Convención de Belem do Pará y otros tratados de derechos humanos para que los apliquen. Quizá la Justicia es el poder más cerrado a las cuestiones de género. Hay una impunidad selectiva muy grave: en los casos de violencia contra la mujer la impunidad es mayor. Los agresores no son castigados. Particularmente la violencia que ocurre dentro de la casa es vista como una cosa de la pareja, como un problema doméstico. Otros delitos se consideran más importantes. Se persigue con más rigor a los autores de robos y hurtos que a los que cometen agresiones a mujeres.

–Desde los discursos, los gobiernos reconocen que la violencia contra las mujeres es un problema grave, pero ¿por qué no se traducen en políticas de Estado?

–Tengo algunas pistas. Hay una cultura muy tradicional y muy fuerte machista, patriarcal, que no reconoce a la mujer como ciudadana de primera clase. Otro factor es la baja representación de las mujeres en los espacios de poder.

–No siempre las mujeres que están en lugares de decisión tienen una visión de género ...

–Es cierto, no basta con ser mujer pero la ausencia de mujeres es un síntoma de que hay una especie de apartheid entre el poder masculino y las mujeres. Otro factor es que la estructura de poder en las familias cambió muy poco.

–¿Qué medidas se deben implementar?

–Además de crear refugios y tener comisarías de la mujer, se debe tener una política de prevención y capacitar a los hombres que están en el poder en temas de género. La sociedad civil tiene que presionar para que los funcionarios cumplan con lo que dicen en público.

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En la última dictadura militar de Brasil, Linhares Barsted fue defensora de presos políticos.
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