SOCIEDAD › LA MADRE DE IVAN TORRES, DESAPARECIDO EN CHUBUT EN 2003, DENUNCIA A LA POLICIA

“La jueza me dijo que Iván está vivo”

María Millacura, la madre de Iván, acusa a la policía de Chubut por el secuestro. En el último aviso de la recompensa, se aplicó una foto diferente de la que había entregado ella. La imagen es posterior y se supone que fue tomada cuando estaba desaparecido. Nadie sabe cómo llegó esa foto al gobierno.

 Por Adriana Meyer

María Leontina Millacura de Llaitén empieza disculpándose por las interferencias de la línea telefónica que sufre desde la desaparición de su hijo Iván Torres, hace cuatro años. “Desde el día que detuvieron a Iván nunca más fui libre, no puedo hablar, a veces contestan por mí, tengo los teléfonos tomados por la Justicia provincial”, sintetiza esta mujer para graficar parte del calvario que está viviendo. En su relato denuncia que la policía tuvo al joven cinco meses en la Unidad Regional de Comodoro Rivadavia mientras ella hacía vigilia en la vereda, que en la causa las declaraciones fueron alteradas, y que la policía la insultó cuando comenzó a buscar a Iván, a quien ya venían acosando incluso con un secuestro y simulacro de fusilamiento ocurrido poco antes de su desaparición. “Esto recién empieza, ahora viene la lucha en el exterior”, dice respecto de la reciente resolución de la jueza Eva Parcio, que sobreseyó a todos los policías imputados y modificó la calificación de “desaparición forzada de persona” a “privación ilegal de la libertad”, y ordenó que se siga buscándolo por su “ausencia injustificada”. Esa magistrada le aseguró que su hijo estaba vivo, sin darle mayores precisiones, y ella se aferra a esa posibilidad. “Lo mismo me dicen familiares de policías y policías que han venido a quebrarse conmigo”, completa con énfasis.

María es ama de casa, nació en Chile, tiene 54 años y se expresa con entereza y claridad, a pesar del dolor que la atraviesa. “No tengo profesión, mi hijo era el jefe de la familia porque estoy discapacitada por mi columna desde hace 16 años, soy separada y crié sola a mis tres hijos”, describe. Los hermanos de Iván, que al momento de su detención tenía 25 años, son Valeria, de 27, que tiene una hija, y Marco, de 31, con dos hijas. “Marco compró acá en el centro para edificar, pero apenas tenemos un ranchito donde nos llueve adentro, no tenemos baño ni gas. Pero qué vamos a edificar si nuestro ser querido está desaparecido, todo está dedicado a la búsqueda, nuestra vida está postergada por este dolor, desde ese 2 de octubre que nos dimos cuenta que a mi hijito lo tenía la policía agonizamos cada día”, cuenta la mujer en diálogo con Página/12 desde Comodoro Rivadavia. “Iván tiene que aparecer, no porque una jueza haya dicho lo que dijo acá se termina”, agrega.

–¿Qué hacía Iván? ¿Es cierto que ayudaba a chicos de la calle?

–Iván trabajaba desde los 11 años por la necesidad que teníamos. Los patrones aún lo recuerdan. Estaba en reparto de materiales. Es un chico muy solidario, solía traer chicos que encontraba en la calle a bañarlos y darles comida, les compraba las zapatillas más baratas. Nosotros sufrimos mucho la falta del padre, que nos dejó por una adicción al alcohol. Por eso ayudaba siempre a los chicos, es muy sensible, bueno y honesto.

–¿Cómo fueron los últimos momentos antes de la detención?

–El jueves 2 de octubre de 2003 salió de la casa, a las tres y media de la tarde. Me dijo que iba a jugar un partido de fútbol porque justo ese día sus patrones se habían quedado sin materiales. Al otro día tenía una changa, así que me dijo “vuelvo temprano”. Cuando pasó por una heladería unos chicos que él conoce le pidieron un favor a cambio de un helado, fue un minuto, y cuando salieron a la vereda con el helado Iván ya no estaba. Ellos vieron al patrullero 469 de la seccional primera que andaba rondando. Esos chicos declararon, pero las fiscales entorpecieron esas declaraciones, los contradecían. Y con la jueza declararon bajo presión.

–¿Qué pasó después?

–Pasaron unos días y me dijeron que estaba detenido. Mi hijo nunca salió sin avisarme, ni era de dormir afuera o merodear porque sabía que la policía le pegaba y lo dejaba preso un día hasta que yo iba a reclamarlo.

–¿Entonces esto ya había pasado otras veces?

–Todo el tiempo, lo venían torturando por ser solidario con los chicos de la calle. Acá la policía en Comodoro, como en otras partes, hace abuso de poder. Acá se llevan a los chicos a los cerros, y además de darles palos los violan y los dejan tirados. Así le hicieron a Iván un mes y medio antes de que desapareciera, fue un simulacro de fusilamiento. Pero cuando no volvió, en octubre, fui a la comisaría y me dijeron “vieja de mierda, a tu hijo lo mandamos de viaje, para qué lo querés”. Eso está en mi denuncia, pero toda esa parte quedó adulterada. Les pedí que lo larguen, y me quisieron pegar, me escupieron, mientras el jefe, que yo en ese momento no lo reconocí, veía todo y se reía.

–¿Cómo fue que empezó a denunciar?

–Un uniformado que no puedo decir quién es me guió para que fuera a los medios porque ya no sabía más dónde ir. El juez Herrera me recibió en la comisaría con el comisario a los cinco días y se encerró conmigo para saber qué iba a hacer, si tenía idea cómo denunciar. Me decían que en algún lado estará Iván, y yo estaba segura de que estaba ahí. Luego apareció el testigo Miguel Angel Sánchez, en el diario Crónica, que dijo que estuvo con Iván. Lo busqué y lo tenían incomunicado desde que estuvo con mi hijo, lo cambiaban de comisarías. Me escribió una carta de puño y letra diciéndome que había estado con mi hijo desde el 2 de octubre hasta el día que se lo llevaron. Esa carta está en los expedientes. Ahora a Sánchez lo mandaron a Río Grande por indicación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que pidió el traslado porque lo estaban torturando en la comisaría de General Mosconi, es diabético y le sacaban los medicamentos. Hay otro testigo que compartió celda con Iván y vio cómo le pegaban a Iván, David Alles. El también hizo una carta adelante mío y de su madre, antes de que lo mataran en la Alcaidía de Comodoro.

–¿Hay más testigos muertos?

–Otros dos, uno que mataron por equivocación porque se llama igual que un testigo nuestro (N.d.R: Hugo Alvarez apareció colgado de un árbol). Y el otro es Camaño, que apareció con un tiro en la cabeza. Es desgarrador.

–Pero más allá de estas muertes, en la causa hay testimonios de los golpes a Iván y de que se lo llevó la policía. ¿Es así?

–Le dieron una paliza en la seccional primera, que está pegada a la Regional. Le pegaban mientras lo tenían esposado. Ahí se cayó y se rompió la cabeza, estaban varios policías, entre ellos Juan Montesino, los conozco a todos. De ahí lo sacaron a la rastra hacia la Unidad Regional y me dicen que lo tuvieron allí cinco meses. Yo estuve haciendo vigilia tres meses afuera. Lo sacaron Leonardo Favio Bustos, que era jefe, en su auto amarillo, con otros policías. Todo esto lo sé por los testigos y por familiares de policías que han venido a quebrarse a mi casa. Delante de Dios te lo digo. Lo mismo que algunos policías que me dijeron “señora, se lo llevaron de Comodoro”. Alguien de alto rango en la Justicia me dijo que estaba vivo. Y la jueza Parcio también, que tenía ganas de vivir...

–¿Cómo le dijo eso la jueza?

–Delante de Dios te lo digo.

–¿Cómo lo interpreta?

–Yo la fui a ver cuando la causa pasó a sus manos, a Federal. Ella me hizo pasar a su oficina, le di el pésame porque su hijo se mató en Buenos Aires. Lloramos juntas y ella me dijo “mi hijo no quería vivir pero Iván sí quiere vivir”. Por esa razón voy a buscarlo y lo voy a encontrar. Después ella hizo dos viajes a Buenos Aires, a reunirse con el Estado e hizo luego lo que quiso. Cuando volvió me dijo “soy capitán de un barco, hago lo que quiero”. Ella quería las pruebas, las cartas que yo tengo.

–Si está vivo, ¿a dónde lo tienen?

–La hipótesis de alguien de alto rango en la causa es que puede estar en algún nosocomio porque la policía le ha pegado mucho y le hizo perder la memoria, fuera de la provincia pero en el país.

–¿No pensó que puedan querer confundirla?

–No. Una mamá presiente lo que le pasa a un hijo. Soy cristiana evangélica, siento que mi hijo está vivo. Y ellos mismos lo dicen, la policía, las personas de alto rango. Yo no me voy a enloquecer, no voy a perder la esperanza. Voy a denunciar esto internacionalmente. Lo que hizo la jueza no está bien, pero me ayuda para ir a la Corte Interamericana de Justicia. No voy a parar, cada día que pasa la impotencia y el dolor me hacen más fuerte. Y sé que lo voy a encontrar.

–Pero la resolución de la jueza liquida el caso.

–Es que no es un fallo, es una burla que manda a hacer el Estado usando a esta pobre mujer. No la voy a insultar pero va a tener que responder por qué ignoró todas las pruebas, tomó las pruebas adulteradas que le convenían. Nunca esperé justicia con ella, ni cuando detuvo a los policías.

–¿Por qué los avisos de pedidos de datos a cambio de una recompensa publicados en los diarios tienen fotos diferentes?

–La última no la aporté yo, la encontré en Internet puesta por el gobernador en búsqueda de personas de la provincia. Lo reconocí a pesar de que se nota que lo han maltratado. Esa foto apareció en 2006 y nunca lo conocí a mi hijo en esas condiciones. Fue el error más grande que cometieron, y me da pie para seguir denunciándolos. La foto en la que aparece más gordito es la que yo les di, y es anterior a que lo detengan.

–En el último aviso del 13 de octubre aparece flaco y demacrado.

–Así lo deben tener, en esas condiciones. Es gravísimo todo esto.

–¿Iván tenía antecedentes penales?

–Lo armaron ellos cuando lo detuvieron, le armaron un prontuario, que era ladrón. Ahora van a tener que probar todo eso. Estoy hablando con organismos de derechos humanos en Chile para presionar.

–¿Qué le dijo el presidente Néstor Kirchner cuando la recibió?

–Que estaba todo bien, y me dio un beso en la frente. Pero yo quiero justicia y esclarecimiento.

–¿En Comodoro hay un clima de amedrentamiento?

–Te lo digo con el corazón en la mano y Dios de testigo. Desaparece uno cada dos meses, siempre jóvenes, y no hay denuncias porque los medios no sacan nada. Pero no los juzgo, están presionados y tienen miedo.

Compartir: 

Twitter

María Millacura de Llaitén no se resigna y reclama por la aparición de su hijo. Sostiene que la jueza federal no quiere investigar.
 
SOCIEDAD
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.