Martes, 20 de mayo de 2008 | Hoy
El juez de Menores Mariano Alessandrini deberá decidir cómo tratar a los dos hermanos que participaron de la muerte de Milagros. Ambos son inimputables, de manera que no puede haber juicio ni acusación por homicidio y lo que corresponde, de acuerdo con la ley, es que se les brinde asistencia social y psicológica. Se da por sentado que los hermanos no comprenden la criminalidad de sus actos. De todas maneras, el magistrado, en diálogo con los padres, dispondrá que no vuelvan a vivir al barrio San José, donde su situación sería insostenible, y también tendrán que dejar el colegio al que concurren, en el que igualmente serían marcados y señalados por los otros alumnos. Los juristas consultados por este diario señalaron que sería muy raro que el magistrado decida que los chicos dejen de vivir con sus padres y hermanos y lo hagan con algún otro familiar, una medida que no es inhabitual cuando existen acusaciones de violencia en el hogar. Por lo que se sabe hasta el momento, no es éste el caso. El fiscal seguirá interviniendo, pero su papel pasará a ser secundario. El centro de la escena será ocupado por asistentes sociales, el defensor de menores y el juez. La lógica indica que las decisiones deberán ser mantenidas en reserva, o sea que será un punto clave que no se difunda dónde va a vivir la familia ni a qué nueva escuela irán los chicos más adelante. El ejemplo más reciente es el de Junior, el joven de la tragedia de Patagones: no se sabe dónde vive ni en qué colegio cursa ahora.
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