Martes, 20 de mayo de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › UN CASO QUE CONMOVIó A GRAN BRETAñA HACE QUINCE AñOS
No existen antecedentes en el país de semejante crimen. Tampoco muchos en el mundo. El caso más brutal, y único en su nivel de repercusión internacional, es el crimen de Liverpool, un asesinato que conmovió a Gran Bretaña exactamente 15 años atrás. La resolución judicial, alentada por los medios y la opinión pública, le puso más horror al caso, si es que ello era posible.
James Bulger era un chico de dos años que había sido llevado por la mamá a un shopping. Otros dos niños, ambos de 10 años, lo sacaron de allí mediante engaños en un descuido de la mujer. El video de las cámaras de seguridad del shopping que mostraba cómo el pequeño era llevado de la mano por quien sería su asesino fue la prueba clave en la investigación. Y dio la vuelta al mundo.
Robert Thompson y Jon Venables empujaron a James hasta unas vías de tren cercanas, lo tiraron al piso y lo apedrearon con ladrillos. Luego le pegaron con una barra de hierro en la cabeza, lo desnudaron, lo violaron con unas pilas que encontraron allí y lo pintaron de verde. Finalmente lo abandonaron, ya muerto, sobre las vías, para simular un accidente. Un tren lo partió en dos. Era el 12 de febrero de 1993. El cuerpo fue encontrado dos días después.
Venables confesó y terminó detenido junto a su amigo. Todo lo que sucedió después solo sumó espanto al dramático hecho. Los padres de James, los políticos, los abogados, el periodismo, la opinión pública empujaron la decisión de la Justicia: Robert y Jon debían ser juzgados como adultos, de lo contrario no habría sanción. Así fue: los dos resultaron condenados a cadena perpetua en 1996. Ninguno de los dos tuvo posibilidad alguna de defensa. En el juicio, nadie preguntó por qué un niño puede hacer semejante cosa. Nadie se había ocupado tampoco de ellos antes del hecho. Nadie había investigado el riesgo social en el que vivían. Nadie se había conmovido con sus historias de abandono y desamparo.
Tras una apelación en la Corte Europea de Derechos Humanos, el caso fue revisado y en junio de 2001 fueron puestos en libertad, aunque con una serie de fuertes restricciones. Estalló una nueva polémica y los padres de James pidieron que alguien asesinara a los entonces adolescentes. La Justicia les dio una nueva identidad. Incluso se dice que fueron sacados de Gran Bretaña y que residen en otro país, nadie sabe en cuál.
Ahora tienen 25 años.
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