“El Harem de nuevas señoritas te esperan. Nqn”, dice uno de los anuncios publicados en los últimos días en el rubro 66 del Diario Río Negro, de distribución en la Patagonia, y el de mayor tirada en Río Negro y Neuquén. “Luli Sex. Solo nivel ejecutivo. Placer y juegos sexuales del que vos más desees. Masajes relajantes, orientales”, publicita el diario Puntal, de Río Cuarto. En La Voz del Interior, también de Córdoba, se puede leer: “Gatitas hambrientas esperan tu lechita calentita x todo el cuerpo”. En La Capital, de Rosario, aparecen anuncios como los siguientes: “Nenitas excitantes. Nuevitas. Masajes eróticos. Cola espectacular”; “Adolescente. Lomazo infernal...”; “Colegiala hermosísima. Lolas. Cinturita. Cola espectacular”; “Bebota morocha, ojitos verdes”; “Jovencitas sin experiencia, principiantes, viví lo inolvidable”. El Argentino, de distribución gratuita en la ciudad de Buenos Aires, tiene una sola página de clasificados: dos tercios de la misma corresponden a anuncios de “servicios adultos”.

De acuerdo con un relevamiento realizado por el Programa Nacional Red Antitrata de Personas, coordinado por Germán Bernales Hinrichsen, del Centro de Derechos Humanos del Comahue, el diario Río Negro triplicó la cantidad de anuncios de “servicios personales” en los últimos tres meses. De entre 35 a 40 por día, de lunes a viernes, pasó en la actualidad a publicar entre 150 y 169, junto con una docena de avisos destacados solicitando “señoritas” para trabajar en whisquerías, locales nocturnos y “privados”, detalló Bernales a Página/12.

Los clasificados de servicios sexuales, para bajar fotos eróticas a los celulares y los anuncios de pedidos de jóvenes para locales nocturnos constituyen ingresos sustanciosos de la mayoría de los periódicos en el país. Lo mismo sucede en España. Con excepción de cuatro diarios –entre ellos El Público y 20 Minutos–, el resto de los periódicos de ese país publica anuncios de contactos sexuales. Sin embargo, el caso español es único en Europa. En el Viejo Continente esa clase de avisos están relegados en general a la prensa sensacionalista. Diarios como Frankfurter Allgemaine, Le Monde, Daily Telegraph o The Guardian no los publican. The International Herald Tribune los eliminó en 2003 al considerar que era incoherente con su línea editorial mantenerlos, según reseñó la defensora del Lector del diario El País, de Madrid.