Jueves, 28 de octubre de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › CON RESERVAS PARA ALGUNAS PREGUNTAS
Lorena esperaba la llegada del censista relajada en su casa junto a su familia, como si fuera un domingo. Tanto ella como su marido habían suspendido sus obligaciones sin problemas y aguardaban el censo sin ninguna clase de cuestionamientos y con las puertas de su casa abiertas de par en par. Las tres pequeñas hijas entraban y salían de la casona sin pedir permiso, mientras Rocío, la empleada doméstica, continuaba con su trabajo también a la espera de responder al cuestionario en esa vivienda donde vive durante la semana. Apartada de la ciudad e inmersa en la serenidad del barrio privado, la familia de Lorena reside en el country Praderas, del partido de Luján, donde el Censo 2010 llegó sin necesidad de tocar el timbre casa por casa, pero sí bajo el permiso y riguroso control de la vigilancia privada del barrio.
Todos los censados en el country tuvieron que responder el cuestionario ampliado, que demandaba unos veinte minutos. La mayoría no puso demasiados reparos, pero hubo algunos que se negaron a responder determinadas preguntas, como la que consultaba detalles sobre su actividad laboral. Argumentaban que les parecían “inapropiadas”, contaron luego las censistas.
El operativo en el barrio privado, que está a 10 kilómetros de la ciudad, comenzó poco antes de las 10, aunque los censistas estuvieron a las 8 en punto en la entrada del country, como estaba previsto. “Lo que sucedió es que la seguridad privada del barrio nos distribuyó en los distintos lugares para no perdernos”, contó a Página/12 María Eliana Maldonado, docente de educación física en Luján, que trabajó en el relevamiento. Es que la seguridad privada permaneció atenta y realizó un exhaustivo seguimiento de todo lo que sucedía en el predio de 250 hectáreas, ocupado por pomposas casonas y un prolijo espacio verde.
La jefa distrital de Luján, Cristina Protolongo, explicó que, para prevenir cualquier obstrucción al trabajo del censista, “el jefe de fracción y el de radio se pusieron en contacto con la administración del barrio cerrado para llevar tranquilidad a la gente”.
En el barrio hay unas 400 viviendas, pero solo cien están ocupadas por familias que viven allí en forma permanente. Las otras son casas de fin de semana. Por eso, cerca del mediodía el relevamiento estaba muy avanzado, explicó Cecilia Gómez Aguia, quien se de-sempeñó ayer como jefa de radio. Para Maldonado, censar en el country “no es sólo más tranquilo, sino mucho más rápido”. Las cifras lo demuestran, ya que de las 11 casas que la docente debía relevar, solo encontró gente en cinco. Menos trabajo tuvo Alejandra Bianchi, auxiliar docente, que de las 15 viviendas que tenía asignadas, sólo pudo relevar dos.
Aquí también la noticia del fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner produjo conmoción y dejó perplejos a los habitantes: este acontecimiento “me merece un signo de interrogación. No sé qué va a pasar ahora con la política del país”, manifestó un ingeniero del barrio, Luis Antonio Vueso.
Más allá de eso, el desarrollo del relevamiento fue cordial gracias a los recaudos previos. Por ejemplo, “a cada uno de los vecinos se nos envió la lista con los nombre de los 27 censistas que iban a ingresar”, explicó Lorena. En ese sentido, Alberto Belli, del equipo que trabajó en la organización del censo en ese distrito, reconoció que este tipo de lugares “es uno de los que ponen más ‘peros’ y más quisquillosos. Sin embargo, no hubo ningún problema y con las medidas que tomamos previamente se dejó a todos conformes”.
Informe: Rocío Ilama.
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