En Chubut, alrededor de cuatro millones de hectáreas se encuentran afectadas por cenizas volcánicas. La amplitud del fenómeno llegó, inclusive, a afectar el ciento por ciento de tres departamentos, Gaiman, Gastre y Telsen, cuyas superficies se encuentran enteramente cubiertas por residuos emanados del Puyehue y transportados por el viento. Eso concluyó el último informe que el Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico (Ciefap) envió al Ministerio de Agricultura chubutense. En los próximos días, informó a este diario José Lencinas, director del Ciefap, además de informes sobre la evolución de la situación en esos departamentos, habrá información detallada acerca de las regiones afectadas de Neuquén y Río Negro.

Por lo pronto, Lencinas explicó a este diario las implicancias de esos informes: en combinación con las condiciones climáticas de los próximos días, el manto de ceniza podría incidir sobre el futuro agropecuario a mediano plazo. “Si el viento no se lleva pronto esas cenizas, los animales podrían tener poco alimento” y, con ello, tener consecuencias sobre la producción de la región. “En las provincias patagónicas, se practica la ganadería extensiva, los animales están dispersos por el campo. Por eso, si se mantiene el manto de cenizas mucho tiempo, puede haber consecuencias. Los animales pueden estar uno o dos días sin comer, pero después empiezan a tener problemas de peso y salud.”

El Ciefap elabora sus informes a partir de imágenes satelitales que son generadas, dos veces al día, por la NASA. “Ellos registran imágenes a media mañana y a media tarde, y cubren prácticamente todo el país. Nosotros bajamos esas imágenes y las procesamos. El tratamiento implica una georreferenciación, para que la imagen satelital coincida con la realidad del terreno y podamos integrar en los informes los datos sobre límites de las provincias, de los departamentos y los campos de los productores”. Luego, explicó Lencinas, “a través de la selección de determinados canales de las imágenes, diferenciamos nubes y cenizas, para después determinar la superficie afectada”.

Al tratarse de diagnósticos satelitales, sin presencia en terreno, los informes no pueden precisar la densidad de la acumulación de cenizas. “Pero sí podemos hacer inferencias. Uno puede inferir, por ejemplo, que hay zonas donde la acumulación de cenizas es mayor a partir de la secuencia de días: donde la pluma, como se llama a la nube de cenizas, pasó un día tras otro, inferimos que hay más acumulación que en las zonas donde pasó un día pero no al siguiente.”