El supuesto autor intelectual del triple crimen, Ibar Esteban Pérez Corradi, está prófugo y tiene pedido de captura internacional. Según relató la fiscal Marcela Falabella, este imputado y Martín Lanatta eran socios de la frustrada droguería Elvesta y pertenecían a un pequeño grupo personas dedicadas a la comercialización de efedrina, medicamentos robados o adulterados y caros, como los de HIV y los oncológicos, y estaban en el circuito financiero de mesas de dinero. “Por una lucha de posicionamiento feroz”, dijo la fiscal, Pérez Corradi tenía motivos económicos para mandar a asesinar a Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón. Este trío acababa de formar una sociedad integrada que podría opacar al prófugo “en una perspectiva donde no hay espacio para los dos grupos”, dijo Falabella.

Pérez Corradi actuaba como proveedor de efedrina por sus contactos en el mundo farmacológico y se cree que la vendía a narcotraficantes mexicanos, quienes utilizaban la sustancia para preparar metanferamina, una droga sintética de uso recreativo y prohibida. Forza, como se recordó ayer en un tramo de la lectura del veredicto, tenía deudas de dinero con Pérez Corradi.

“Pero en 2007 Forza entró en concurso de acreedores y no se puso de acuerdo en el monto con Pérez Corradi (uno de sus acreedores)”, observaron los jueces en el fallo. Este fue el punto de quiebre de esta relación, en la que la víctima pedía dinero en efectivo a cambio de cheques para comprar medicamentos robados o vencidos. Luego vendrían las amenazas, agregaron los jueces. Al parecer, Forza le debía dos millones de pesos.