Domingo, 22 de septiembre de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › TOMáS ESCOBAR, DE CUEVANA
Por Soledad Vallejos
Tomás Escobar, el fundador de Cuevana y pionero en el emprendedorismo web local, dice que no es raro el cambio de costumbres: que aunque mucho de Internet es de acceso y uso gratuito, si hay servicio, ¿cómo no va a pagar el usuario? El cambio de costumbre tiene, también, que ver con que no todo puede estar libre de pago en la red.
–El usuario de Internet se ha acostumbrado a no pagar por contenidos sociales como Google, Facebook, o como otros que ofrecen gran calidad como Google Maps. Todos esos son gratuitos. Entonces, la gente después espera que muchos servicios de Internet sean gratuitos. Es por este mismo hecho. Si las grandes empresas de Internet ofrecen servicios de gran calidad de manera gratuita, el usuario tiende a esperar eso en general.
–¿Esa expectativa se puede cambiar?
–Yo considero que hay posibilidades para ambos mercados, son dos modelos de negocios, dos estrategias distintas. Hay productos para los cuales eso tiene sentido, y otros que no.
–¿Como cuáles?
–Imaginate que hoy cobrasen los mapas satelitales de repente. Quizá no pagarías, porque te acostumbraste a no pagar. Pero hay cosas que funcionan mejor que otras, depende del tipo de servicio. Los productos generados por la interacción entre usuarios, toda la generación de contenido de los mismos usuarios como en redes y foros no suelen ser cobrados y está bien. Si lo crean ellos mismos, es más difícil que sea un servicio pago a menos que ese mismo usuario reciba algo a cambio. Pero para otro tipo de servicio, que en realidad son valor agregado, porque lo agregan las empresas, está bien el pago. Hoy ambos modelos son válidos, pueden convivir en Internet. Por otro lado, hoy los modelos de servicios por suscripción están tendiendo a ser más accesibles y más baratos. Buscan la masividad y no la exclusividad. En vez de vender mil suscripciones a 80 dólares cada una, prefieren vender un millón a un dólar cada una. Es un poco lo que pasa con el mercado de las aplicaciones móviles: atomizaron el mercado y lo hicieron más accesible.
–El proyecto que está incubando ahora, Acamica, en el fondo tiene que ver con esto, aunque vincula lo académico y la salida laboral inmediata al mundo de las empresas web.
–Es una plataforma de microaprendizaje y está focalizada en lo que llamamos los trabajos del mañana, que son de hoy también. Hablo de trabajos tecnológicos: programación web, desarrollo de aplicaciones móviles, desarrollo de juegos. Estoy ahora en el emprendedorismo focalizado en la tecnología. Nos focalizamos en distintas variantes de estas carreras, o caminos, que evolucionan más rápido de lo que la universidad puede capacitar a la gente y cambiar las currículas. Hace cinco años, no había Facebook como hoy, Google tenía otro escenario... Esto cambió tan rápido que la universidad no se puede adaptar, no puede llegar a educar a los trabajadores de mañana. El Ministerio de Trabajo de Estados Unidos dice que el 65 por ciento de los chicos que hoy ingresa a la primaria, cuando sea grande va a trabajar en cosas que aún no han sido inventadas. Por su propios requisitos, la universidad no está preparada para este cambio. Ahora no es: “quiero ser ingeniero y cuando me recibo veo cómo ejerzo, qué hago”. Es al revés: se trata de qué querés hacer. ¿Crear aplicaciones o desarrollar juegos? Según eso, empezás a adquirir herramientas para desarrollarte, y es un conocimiento atomizado, inmediato y sin límites. No es qué aplicás después de estudiar cinco años. Es algo que vas aplicando a medida que vas desarrollando el estudio.
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