Martes, 8 de octubre de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › UN INVESTIGADOR EXPLICA LOS TRABAJOS DE LOS PREMIADOS
Por Ignacio Jawtuschenko
Para Claudio Fernández, doctor en Química dedicado a los estudios de neurobiología estructural y director del Laboratorio Max Planck de Rosario, “el trabajo de los tres científicos (que recibieron el Premio Nobel) permite dilucidar las bases moleculares del ensamblaje de las moléculas, así como descubrir las señales que regulan su tráfico”.
“Del mismo modo en que los colectivos siguen recorridos preestablecidos –grafica Fernández– siguiendo las señales de tránsito, con diferentes paradas en las que los pasajeros suben y bajan, el transporte intracelular mediado por vesículas se basa en pequeñas partículas esféricas de grasas, proteínas y carbohidratos que en su interior transportan moléculas de un lado a otro, dentro de las células y muchas veces al exterior. El tráfico de estas vesículas se dirige por medio de señales intracelulares que, a nivel molecular, son una serie de sucesivas interacciones entre diferentes proteínas. Este tipo de transporte es clave para la vida de las células del organismo y es particularmente activo en mecanismos de secreción celular, como la secreción de insulina o de neurotransmisores, en el caso de las neuronas. Así como hay colectivos urbanos, interurbanos y de larga distancia, existen distintos tipos de transporte de células, entre diferentes compartimientos celulares, entre diferentes células de un mismo tejido y entre diversos tejidos, todos ellos mediados por pequeñas vesículas”, explica Fernández.
–Para comprender el impacto de estos descubrimientos, ¿qué enfermedades se asocian con fallas a nivel del transporte vesicular?
–Diferentes desórdenes metabólicos y enfermedades neurodegenerativas están asociados con falencias del transporte vesicular, promoviendo la acumulación aberrante de biomoléculas en diferentes tejidos, como por ejemplo, ciertas hormonas como el glucógeno o la insulina, lo que causa la diabetes, o de proteínas como la alfa synucleína o el péptido Abeta, que son los causantes de las enfermedades de Parkinson y Alzheimer.
Claudio Fernández y los equipos de la Sociedad Max Planck tienen en común con el laureado alemán Thomas Südhof el haber estudiado muy de cerca la proteína synucleína. Hasta hace pocos años, su estructura era uno de los grandes misterios en el interior de las células, dado que puede adoptar estructuras distintas, “estados intrínsecamente desordenados”, como definen los investigadores. Entre 2004 y 2005 se publicaron los trabajos que identificaron que esta proteína tiene “una estructura flexible, que no es compacta ni rígida”, por lo cual es difícil de estudiar mediante técnicas convencionales como la cristalografía de rayos X, porque no forma “cristales”.
“No se sabe todavía lo que hace, pero está involucrada en las señales intra células necesarias para definir el tránsito de las vesículas”, explica el investigador.
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