SOCIEDAD › EL RELATO DE LOS GOLPES

La noche fatal

 Por Mariana Carbajal

El miércoles 25 de junio, Claudia Vera afirmó que su esposo llegó a la casa a almorzar y le reclamó dinero que habían sacado del cajero días antes, y le preguntó por qué quedaba tan poco. Ella le respondió que había comprado cosas para el cumpleaños de uno de sus hijos y otros gastos cotidianos. El la increpó diciéndole que “lo curraba”, que seguro le mandaba “plata a tu hermana”, que vive en San Juan y cuida a su mamá y a una hermana que tiene síndrome de Down. La situación se puso más violenta, apuntó Vera a este diario. El le reclamaba el certificado de un plazo fijo que tenían. Según su relato, ella le pidió que saliera de la casa insistentemente, le dijo que se lo daría, pero que saliera, por el temor que tenía a que la golpeara. La mujer contó que sus hijos estaban presentes en esa escena. El le pegó una piña y torció la muñeca; ella le dio el papel que le pedía. Vera señaló que Aloise le dijo: “Ahora no vas a hablar más con nadie”, la obligó a llamar a Telefónica para cancelar el teléfono e Internet. Ella lo hizo y él arrancó el cable del teléfono. Luego de esta situación, el esposo se fue a trabajar. Entonces, la mujer contó que decidió armar un bolso con toda la documentación importante de ella y sus hijos porque planeaba irse de la casa. Pero habló con su cuñada y ella le dijo que la situación ya se calmaría. Su marido volvió nuevamente alrededor de las 20.30. Ella sirvió la cena y se retiró a su habitación, agregó.

Sobre lo sucedido esa noche, Vera relató a los profesionales del Hospital El Sauce, donde fue trasladada tras el homicidio, que Aloise se acostó y que no se dormía ni ella tampoco, que él prendía y apagaba el televisor, se levantaba. Ella le preguntó qué le pasaba y el comenzó a agredirla diciéndole “estoy cansado de vos gorda culiada, sos una hedionda, una mugrienta” y a tirarle objetos que encontraba en la habitación. Vera contó que quiso salir de la habitación y él no la dejaba. Dijo que su esposo se sentó en la cama y comenzó a pegarle con una zapatilla en la cabeza. Ante esos ruidos su hijo más chico entró en la habitación –siguió Vera– y Aloise lo mandó a acostarse. Después, el marido la obligó a acostarse y le dijo: “Yo no te voy a mantener más, te creés más que yo”. La mujer dijo que se le subió encima y empezó a pegarle, a pellizcarla, diciéndole que no servía para nada, que era una hedionda. Ante esta situación, mientras se encontraba bajo la agresión de Aloise, ella creyó que la iba a matar, que sabía que él tenía un cuchillo en la mesa de luz –entre otras cosas como afeitadora y algunas herramientas–, que logró agarrarlo y lo hirió. Vera afirmó que pensaba que su esposo la iba a matar, que luego de lo sucedido gritaban los dos y él perdía mucha sangre, que sus hijos se levantaron, que ella buscaba el cable del teléfono para poder llamar a la ambulancia, que logró llamarla, que buscó a vecinos pero nadie vino y que les dijo a sus hijos que iba a venir la policía y que ella tendría que irse con ella.

El juez de instrucción de Tunuyán, que interviene en el caso, Oscar Balmes, no le cree y sostiene que actuó premeditamamente, por eso la acusa de homicidio agravado por el vínculo, un delito que prevé la pena máxima del Código Penal. “No lo quería matar. Me quise defender”, dice Vera y se quiebra.

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