Domingo, 12 de abril de 2015 | Hoy
SOCIEDAD › FANS DE TODO EL PAIS LLEGARON A VER AL ESPAÑOL
A fuerza de hashtags, el youtuber más famoso de España creó una enorme expectativa con su gira por el sur de América. Entradas VIP que costaron una fortuna.
“Voy a hacer un tour por Latinoamérica, después de tantos hashtags de ‘Argentina te reclama’,’Chile te reclama’, así que si todo sale bien, en 2015 voy a estar ahí con ustedes.” Así anunció en vivo el youtuber español Rubius, en diciembre pasado y desde su canal de este portal, que visitaría nuestro país en el marco de una gira. Desde entonces, millones de seguidores de Latinoamérica comenzaron a disputarse las entradas para el Club Media Fest, el primer festival que presenta a una “nueva generación de artistas nacidos en canales de YouTube y con millones de seguidores”. El evento comenzó el viernes y atrajo a miles de adolescentes que vinieron, junto a sus padres, a conocer a sus ídolos.
Maitena y Agustina tienen doce años y se conocieron en un club de fans de Rubius, el famoso youtuber que cuenta con más de 11.940.000 de seguidores en todo el mundo. Ellas cuentan que desde que se enteraron de la llegada de Rubius y su amigo (también youtuber) Mangel al Club Media Fest, comenzaron a participar en concursos para conocer a sus ídolos que se dedican a “hacer videos sin un guión. Haciendo lo que tienen ganas de hacer y como les salga”. Las adolescentes destacaron que sus ídolos “no son agrandados, son pibes comunes y mantienen un ida y vuelta con sus seguidores en la web, siempre están ahí y contestan a sus fans”.
Micaela tiene 17 y vino desde Tigre a hacer la fila para entrar entre los primeros VIP a la apertura. Para eso decidió estar desde la madrugada en el lugar y faltar al colegio porque “hace tres años que sigo a Rubius, desde que vivía con su amigo Mangel y que esté acá es muy importante”. Micaela contó que sintió “repugnancia con lo de Ezeiza. Estuvimos pidiéndolo por tres años para que venga a visitarnos y el recibimiento fue horrible. Lo tocaron, lo escupieron y hasta lo hicieron llorar y asustarse”.
Antonella cumplió 15 años y en vez de una fiesta, pidió que le paguen la entrada VIP de 1550 pesos y que su mamá la trajera en pleno abril desde Puerto Madryn “para estar lo más cerca posible de Rubius”. Aunque no llegue a conocerlo, explicó, “creo que es importante darles las gracias a quienes pudieron traerlo porque hace tiempo que lo queríamos conocer”.
Adriana tiene 50 años y estuvo en la fila desde las 14 esperando para obtener un buen lugar para Carolina, su hija mayor. “Caro es fanática de estos chicos, así que yo le dije que no falte al colegio si total no puede entrar sola, que yo le cuido el lugar hasta que salga. Espero que llegue a tiempo”, deseó. “Yo no los sigo, pero me caen simpáticos, es imposible no conocerlos porque cada dos minutos, Caro viene con el celular y me muestra un video ‘mirá, mamá’”, dice imitando a su hija.
A pocos metros, un grupo de chicas de entre 12 y 17 años que se conocieron en la fila, charlaban de cómo es el mundo de las “criaturitas”. “Rubius nos dice a sus fanáticos que somos sus criaturitas del Señor. A veces me pasa de encontrarme con alguien, hacer alguna imitación y darnos cuenta de que somos criaturitas. Somos como una familia, nos llevamos todos muy bien y no hay competencia entre nosotros”, explicó Carla de 14 años, mientras se acomodaba el pelo color azul.
A su lado, Ludmila, de 14, tenía en los antebrazos escritos con marcador negro el nombre de Rubius y charlaba animadamente con Camila, de 15, sobre como afectó el youtuber sus vidas. “A mí me pasó todo el año pasado que tenía días muy malos en los que no quería ni aparecer en el colegio”, explicó. “Casi todos los videos de Rubius empecé a verlos llorando y terminé riéndome. Verlo a él, que no le importa lo que digan los demás, cumplir su sueño de vivir de lo que le gusta hacer es genial. Estoy acá también para darle las gracias por estar cuando lo necesitaba”, confesó.
Camila vino desde Córdoba, llevaba en la remera un prendedor con la cara de Rubius al lado de otro que decía “yo soy criaturita” y asentía enérgicamente ante las palabras de Ludmila. “A veces me pasa de sentirme mal y recordar un video de Rubius me pone de buen humor”, coincidió.
A metros de las chicas, Juan Carlos, de 52, estaba sentado a un costado de la fila con cierto aire resignado. “Vinimos desde Neuquén, yo tenía unos trabajos por acá y mi hija me insistió tanto que terminamos comprándole la entrada y sumándola al viaje. Llegué a las 14.10 y me hicieron un escándalo porque supuestamente era tarde. Mirá, todavía ni abren las puertas. Ni que fuera un Boca-River”, se quejó.
Un grupo de chicas de pelo fucsia charlaban animadamente atrás de Juan Carlos. Tatiana, de 16 años, tenía colgadas del cuello varias fotos de Rubius y Mangel y explicó que “nos pasa a casi todos que en nuestras casas nos dicen: ‘¿Para qué mirás eso? Se te va a pudrir el cerebro, tantas horas en la computadora’. Pero nuestros padres saben que para nosotros es importante estar acá y nos permitieron aprovechar esta oportunidad”, concluyó.
Informe: María Fernanda Rezzano.
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