Miércoles, 18 de mayo de 2016 | Hoy
Por Mariana Carbajal
A Belén se la condenó por “dar a luz” un feto con vida, que murió por un traumatismo encéfalo craneano en un baño. Pero la imputación está llena de contradicciones: consigna que la jefa de parteras encontró un feto a las 3 de la madrugada, pero Belén llegó a la guardia del Hospital Avellaneda con dolores abdominales a las 3.50.
En la historia clínica, el médico Jorge Molina anotó que había tenido un “aborto espontáneo incompleto sin complicaciones”. Pero después, cuando declaró en la causa, se desdijo y afirmó que le había encontrado un “cordón umbilical desgarrado”, dato que no figura en la historia clínica. No se consigna en qué baño supuestamente fue hallado ese feto, “rescatado de un cañería”, que inmediatamente se nombró como “hijo” de Belén. El hospital tiene cuatro pisos. Solo en la planta baja, donde está la guardia, hay 8 baños. En la autopsia se habla de un feto masculino y un feto femenino, en un informe de una sola página. Se dice que pertenece a una mujer de 35 años, y Belén tenía en ese momento 25. A medida que avanzan las fojas de la causa, la edad gestacional del feto va en aumento, de 22 semanas, hasta 32. Y también crece en tamaño.
Nunca se analizó el ADN del feto encontrado para corroborar el vínculo filial con Belén. En la causa figura que se llamó del hospital al juzgado para que fueran a realizar la autopsia porque el feto “estaba en estado de descomposición”, pero cuando los peritos fueron se encontraron con otro feto y no el que se vinculaba a Belén. Figura en la causa un pedido de disculpas del hospital por la confusión.
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