SOCIEDAD › UN ARGENTINO DESCRIBE EL NERVIOSISMO EN LA NASA
“La solución puede demorar”
“Hay investigadores que llevan adelante la misión del Spirit que no van a dormir hasta que no solucionen el problema, porque no hay peor cosa que haber invertido cinco años de trabajo y que desaparezca de la noche a la mañana”, describió ayer a Página/12 Mario Acuña, un científico argentino que trabaja en la NASA, el clima que se vive en la central espacial desde que el robot enmudeció. Una de las hipótesis que se barajan es que las bajísimas temperaturas nocturnas de Marte hayan afectado el funcionamiento del robot, enviado por el gobierno estadounidense para explorar el planeta rojo.
La tensión que provocó la interrupción en la comunicación entre Marte y los investigadores estadounidenses crece minuto a minuto, contó Acuña, investigador principal en el Mars Global Surveyor y director de otra media docena de misiones. “Puede ser que las bajas temperaturas nocturnas hayan tenido que ver (con el problema), porque el robot tiene que sobrevivir a la noche a temperaturas que alcanzan 70 grados bajo cero y para eso necesita energía que carga durante el día mediante paneles solares. Al mediodía, las temperaturas pueden llegar a los 10 grados. Es un cambio muy brusco y no hay amortiguadores como el agua o la atmósfera, ya que esta última es muy reducida. A la noche, depende sólo de las baterías. También pueden haber quedado daños del amartizaje: en ese momento, el Spirit rebotó durante varios minutos con saltos de hasta 40 metros. No creo que el desperfecto tenga que ver con el viento. No es muy probable que los huracanes lo hayan dañado”, evaluó el científico argentino.
La misión del robot Spirit había arrancado con resultados óptimos. El amartizaje había sido exitoso y a la NASA llegaban periódicamente todos los datos enviados desde planeta rojo. El robot hasta había hallado una cantidad importante de olivina en el suelo, un mineral que necesita agua para formarse y sería un indicio de su pasada existencia. Pero el miércoles las esperanzas se convirtieron en amargura. En realidad, la conexión entre el robot y el Jet Propulsion Laboratory continúa, ya que llegan las confirmaciones desde Marte, pero el Spirit no proporciona ningún dato desde hace dos días, precisó Acuña.
El desperfecto generó “preocupación” entre los investigadores que intentan ahora “lograr un equilibrio entre la urgencia por resolver el inconveniente, y la paciencia para llegar a una respuesta óptima”, contó Acuña y estimó que encontrar la solución puede “demorar bastante”. “Los estudios pueden continuar durante semanas”, sostuvo. No obstante, Acuña advirtió que así como se fue, “la señal puede volver de repente” y aclaró que los investigadores están tratando de alcanzar una conexión exitosa por diferentes rutas espaciales.