SOCIEDAD
De abogados y presidiarios
Durante el juicio, los abogados del sargento Domingo Castiglione, Roberto Schlagel y Carlos Branca, y el del subinspector Mario Machado y el cabo primero Roque Mona, Mariano Cúneo Libarona, tenían en común algo más que ser defensores de policías acusados de extorsión. Si bien con diferencias de tiempo, los tres fueron inquilinos del Estado tras las rejas. Para Schlagel, éste es el segundo fracaso en un pedido de absolución. El primero tuvo lugar antes de que lo condenaran por formar parte de la banda que armaba causas de ricos y famosos en el despacho del ex juez de Dolores, Hernán Bernasconi. Durante su alegato en su propia defensa, dijo: “Lo más difícil es arrastrar el estigma de estar preso porque nadie cree en mis dichos”. Branca conoció a Schlagel en Caseros. El ex juez fue acusado de proteger a contrabandistas en causas colaterales a la de la Aduana paralela. El 2 de febrero de 2001, Schlagel salió en libertad, después de tres años y tres meses. Branca, tiempo antes, el 29 de octubre del ‘98, después de casi un año de prisión. Juntos, volvieron a recordar viejas épocas, como socios en la defensa del sargento Castiglione, en un caso que consideraban como un espaldarazo a la fama que, hasta el momento, se había mostrado equívoca. Por su lado, Cúneo Libarona conocía a Schlagel pero desde la vereda opuesta, cuando fue representante de Guillote Cóppola en el juicio que terminó con el ex secretario en prisión. Cúneo también tuvo en común haber pasado 40 días preso envuelto en el robo de un video de la causa AMIA.