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Uno de los cuatro individuos buscados por el asesinato de la religiosa norteamericana Dorothy Stang se entregó ayer a las autoridades en la localidad de Altamira (Estado amazónico de Pará, norte de Brasil), informaron fuentes oficiales citadas por los medios locales. Amair Feijole de Cunha, conocido como Tato, se presentó en una comisaría junto a su abogado, y en sus primeras declaraciones negó cualquier participación en el asesinato de la religiosa católica defensora de los sin tierra, que figuraba en una lista negra confeccionada por hacendados locales.
Tato era buscado como posible mediador entre el hacendado Vitalmiro Bastos de Moura, “Bida”, que habría “encargado” el crimen, y las dos personas que habrían ejecutado la operación, identificados como Eduardo y Rayfran das Neves Sales. Los dos sicarios habrían cobrado unos 19.000 dólares en efectivo, según el diario O Estado de Sao Paulo.