Hernán Iannone fue secuestrado el pasado jueves 16 de noviembre cerca de las 8.30 en José C. Paz, cuando se dirigía a una de las madereras de su padre, donde trabajaba. La familia recibió el primer llamado extorsivo dos días después, cuando le exigieron 500 mil dólares para liberar al joven, de 22 años. Recién después de diez días desde el momento en que se lo llevaron, el padre y la madre recibieron una prueba de vida, a partir de lo que las negociaciones comenzaron a encauzarse.

La mañana de aquel jueves, el Volkswagen Gol que manejaba Hernán fue interceptado por al menos cuatro delincuentes con armas largas y la cara descubierta, que cruzaron un Renault 19 gris y un Ford Focus al vehículo de la víctima. A punta de pistola lo hicieron descender, lo encapucharon y se lo llevaron, ante la mirada de varios testigos.

El sábado 18 de noviembre hubo dos hechos importantes para el caso: la primera llamada extorsiva, en la que una voz distorsionada les dijo que la banda pretendía 500 mil dólares a cambio del joven, y la detención de dos hombres. Uno de ellos es Salvador Jorge, alias “El loco Jorge”, empleado de la Municipalidad de José C. Paz, y el otro un hombre dedicado a la compra y venta de automóviles, acusado de haber facilitado los vehículos con los que se llevó a cabo el secuestro (ver nota principal).

Ambos sospechosos fueron procesados por el juez federal de San Isidro, Juan Culotta. La imputación a Jorge salpicó a la política: no sólo trabajaba en el municipio, sino que –según fuentes de la investigación– era un matón del intendente Mario Ishii. El jefe comunal admitió que “conocía” al sospechoso y afirmó que “desde que trascendió su detención fue dado de baja de su puesto”.

El 22 de noviembre se produjo el segundo llamado de los captores. El domingo 26, y tras varios pedidos desesperados de la familia Iannone, los secuestradores dejaron una prueba de vida de Hernán en la gomería de una estación de servicio ubicada en Panamericana y ruta 197, San Fernando. Se trató de una carta escrita de puño y letra por el joven, en la que describía las portadas de los diarios del día.

El alto perfil que había tomado el caso tuvo la participación del empresario Juan Carlos Blumberg, que a las pocas horas de producido el secuestro se encargó de hacerlo público. Especialistas nacionales e internacionales condenaron esa actitud, argumentando que todas las experiencias demuestran que proceder así complica las investigaciones.