> SOMOS CADA VEZ MáS, PERO VAMOS A SER CADA VEZ MENOS
› Por Kevin Kelly
Durante muchos años la superpoblación fue el gran tema de preocupación. La posibilidad de que hubiera demasiadas personas en un planeta finito incitaba cuestionamientos ambientales desde la contaminación al calentamiento global. Muchas personas altamente educadas decidían no tener hijos. Mientras que en China tener un solo hijo era una decisión forzada.
Aunque la población mundial humana seguirá creciendo durante al menos otros cuarenta años, las tendencias demográficas en pleno vigor en la actualidad dejan en claro que se aproxima una amenaza mucho más grande: la subpoblación global.
Esta preocupación parece absurda a primera vista. Todos hemos visto la gráfica oficial del esperado crecimiento de la población humana. Un crecimiento constante con picos alrededor de 2050. Los demógrafos de la ONU predicen 9,2 mil millones de personas en la parte superior de la curva. Pero, curiosamente, nadie habla de lo que sucede del otro lado de este pico. Quizás porque da un poco de miedo. Lo que no se dice es que después de llegar a esa cantidad de seres humanos en el planeta se pronostica un continuo decrecimiento poblacional.
Muchos celebrarían una baja población. Pero lo que da miedo es que se estima que seguirá cayendo en los próximos cien años. En todo el mundo la tasa de natalidad está descendiendo por debajo del nivel de reemplazo. Lo sorprendente es que los países en vías de desarrollo no se quedan atrás. Las tasas de natalidad están relacionadas con la urbanidad. Hay un ciclo de retroalimentación profundo: cuanto tecnológicamente más desarrollada está una sociedad, las parejas tienen menos hijos, pues privilegian elevar su nivel de vida.
Además, la población mundial está envejeciendo. Desde 1972, la edad promedio de la población de la Tierra ha sido cada vez más alta cada año. El mundo necesita a los jóvenes para trabajar y pagar la atención médica de la generación anterior. México está envejeciendo más rápido que los Estados Unidos, por lo que todos los jóvenes trabajadores migrantes pronto serán demandados para volver a casa. De hecho, muchos países se disputarán la inmigración de trabajadores.
El panorama para la segunda mitad de este siglo se verá así: más tecnología, artefactos que extienden la vida humana, mayor cantidad de personas mayores que viven más tiempo, millones de robots y pocos jóvenes.
Este es el reto: éste es un mundo donde todos los años hay una audiencia menor que la del año anterior, un mercado más pequeño para sus productos o servicios, menos trabajadores para elegir y una población mayor que necesita atención médica. Nunca experimentamos esta situación en la modernidad. Nuestro progreso siempre corrió paralelo al aumento de la población, mayores audiencias, mercados más grandes y más grandes conjuntos de trabajadores. Y es algo que debe preocuparnos.
Kevin Kelly fue el fundador de la revista Wired. Su libro más reciente es What technology wants.
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