En Francia, varias personas se ahogaron por las inundaciones en la costa atlántica tras el paso de la borrasca "Xynthia". Sólo en el departamento de Vendée hubo 29 muertos. Se estima que el número de muertes podría aumentar.

Un joven falleció también en la región francesa de los Pirineos al ser golpeado por la rama de un árbol. En Borgoña, además, la caída de un poste de metal mató a un hombre de 78 años. Según las autoridades galas, dos personas murieron también por una fuga de gas en un generador encendido por un corte en el suministro eléctrico.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, envió su pésame a los familiares de las víctimas, anunció que el gobierno actuará "sin demoras" y señaló que visitará mañana algunas zonas afectadas. El primer ministro Francois Fillon declaró a la tormenta como una "catástrofe nacional".

Tras una reunión de emergencia, el Ministerio del Interior cifró en 45 el número de víctimas mortales. La ministra de Economía, Christine Lagarde, pidió por su parte a las aseguradoras que paguen lo más pronto posible las indemnizaciones.

Las fuertes precipitaciones y los intensos vientos de hasta 160 kilómetros por hora convirtieron en intransitables numerosas rutas e inundaron ciudades a lo largo de la costa, por lo que numerosas comunidades quedaron aisladas.

Por otro lado, tres ciudadanos españoles y un portugués murieron por los efectos de la tormenta en la Península Ibérica. En Burgos, en el norte de España, fallecieron dos hombres que iban en un vehículo y colisionaron contra un árbol.

En Orense, en el noroeste del país, una anciana perdió la vida al derrumbarse el muro de una nave agraria. También en Oporto, en el norte de Portugal, falleció un niño de diez años después de que le cayera encima un árbol.

La borrasca "se comportó como estaba previsto", dijo en España el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que tenía a su cargo la coordinación de las labores de prevención contra la llamada "tormenta perfecta", una "mezcla explosiva" y poco usual de dos depresiones atmosféricas y cuyos efectos son similares a los de un ciclón tropical.

En una rueda de prensa, Rubalcaba señaló que ya no hay alerta en ningún lugar de la geografía española. Varias zonas del norte de España, entre ellas las comunidades autónomas de Galicia, Asturias y Navarra, habían recibido la alerta máxima el sábado. Durante la noche del sábado, vientos huracanados llegaron a alcanzar los 200 kilómetros por hora en territorio español.

En Francia, el temporal era considerado el peor de los últimos diez años. En 1999, murieron 92 personas y se originaron daños por varios miles de millones de euros.

En varias áreas cercanas a La Rochelle, en la costa atlántica, el agua alcanzó una altura de 1,5 metros en las calles. El alcalde de La Rochelle, Maxime Bono, aseguró a la radio France Info que su ciudad sufrió muchos más daños en esta tormenta que en la de 1999.

Helicópteros de socorro fueron desplegados en La Rochelle y otras comunidades costeras para evacuar a pobladores atrapados en sus casas y rescatar a otros de sus azoteas, adonde buscaron refugio ante la subida del agua.

La tormenta atravesó Francia del sudoeste al noreste. A mediados de mañana, alcanzó los suburbios de París, y los vientos alcanzaron más de 100 kilómetros por hora en la capital francesa.

La aerolínea Air France canceló unos 100 vuelos en el aeropuerto parisino de Charles de Gaulle. Más o menos un millón de hogares se quedaron asimismo sin suministro eléctrico.