Sábado, 11 de septiembre de 2010 | Hoy
21:21 › CHILE
Más de seis mil personas marcharon en conmemoración del 37 aniversario del golpe de Estado que derrocó al presidente socialista Salvador Allende en 1973 e instauró una feroz dictadura encabezada por Augusto Pinochet, que duró 17 años.
En el acto oficial de homenaje a Allende diversos políticos de la Concertación y simpatizantes del ex mandatario depositaron ofrendas florales en el monumento con la figura del líder socialista ubicado fuera del Palacio de la Moneda, donde se suicidó hace 37 años mientras los golpistas bombardeaban el lugar. "Estamos convencidos que Allende deja un gran legado (...) para que tengamos un país más firme, más justo y vamos a seguir luchando por eso", señaló Sergio Bitar, ex ministro de Minería del gobierno de Allende, ex preso político y posterior secretario de Estado durante las administraciones de los socialistas Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.
La marcha fue multitudinaria y culminó en el Memorial al Detenido Desaparecido del Cementerio General, hasta donde ingresaron los familiares de las víctimas de la dictadura, y representantes de organizaciones sociales y políticas. En ese momento, un grupo de encapuchados comenzó a lanzar piedras contra la policía, que los repelió con carros lanzaaguas y gases lacrimógenos, reportó la agencia ANSA. Además, un grupo saqueó dos camionetas de la prensa, robando cámaras y equipos. Hasta ahora no hay un número preciso de detenidos. Durante la manifestación la mayor parte de las consignas fueron en apoyo a los 34 presos mapuche en huelga de hambre desde hace más de 60 días.
La presencia policial fue notoriamente mayor a años anteriores en Santiago. Hubo cierta expectativa entre los observadores por ser este el primer aniversario del golpe desde la recuperación de la democracia bajo un gobierno de derecha. Temprano el presidente Sebastián Piñera, de gira por el norte de Chile, señaló que hace 37 años "se quebró nuestra democracia, pero no fue una muerte súbita ni intempestiva, fue más bien el desenlace previsible aunque definitivamente evitable de una democracia que venía enferma de odiosidad, de polarización extrema, de falta de diálogo". El mandatario criticó también el rol del gobierno de la Unidad Popular y de la oposición de la época "que se habían propuesto destruirse mutuamente y lo lograron". "De paso, destruyeron nuestra democracia, nuestra amistad cívica, nuestra sana convivencia y muchas cosas más", completó.
Por su parte, Lucía Pinochet, la mayor de las hijas del ex dictador, participó de un homenaje a su padre en el que aseguró que se ha demostrado que la dictadura fue "lo mejor para Chile". "Durante todos estos años han hablado cosas terribles de nosotros, nos han acusado de mil cosas, sin embargo, él (Pinochet) se pudo morir tranquilo y orgulloso de que este país es lo que es, gracias al gobierno de las Fuerzas Armadas encabezado por él", afirmó la mujer, que tiempo atrás hizo públicas sus aspiraciones políticas.
En cambio, la senadora Isabel Allende, hija del ex presidente constitucional, aseguró que los valores de su padre están más vigentes que nunca y que es "imposible" olvidar a los mártires. Para la senadora socialista el gran desafío para Chile es la profundización de la democracia, algo que refleja la vigencia de los valores expresados por Salvador Allende. "Los valores de mi padre están plenamente vigentes porque lo que hay que hacer es profundizar la democracia, hacer de verdad una sociedad más inclusiva, más tolerante, más integradora, con menos desigualdades. Donde haya necesidad de luchar por la justicia social, está plenamente vigente lo que hablaba Salvador Allende", afirmó.
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