Sábado, 20 de noviembre de 2010 | Hoy
23:18 › DíA DE LA SOBERANíA NACIONAL
Cristina Kirchner presidió la ceremonia conmemorativa de la batalla de la Vuelta de Obligado en el lugar donde ocurrió la contienda, que se convirtió en un hito histórico en la defensa de la Argentina. La jefa de Estado recibió un prendedor, representativo de la Orden de la Soberanía Nacional, que le entregó el historiador Pacho O`Donnell, autor de un libro reciente sobre la batalla.
"Una historia ocultada, premeditadamente ocultada desde hace 165 años por la historia oficial", dijo la jefa de Estado, al encabezar el acto central en conmemoración del Día de la Soberanía Nacional.
Cristina dijo además que "quiero brindar un homenaje y reconocimiento a esos hombres que dieron su vida por la patria" en la batalla de Vuelta de Obligado, en noviembre de 1845. "Por qué la historia y los libros no cuentan con todo lo que hay que contar con nuestros héroes y nuestro pueblo defendiendo su patria", dijo la jefa de Estado.
El broche, que le fue entregado a la Presidenta por el inspirador de la Comisión de la Batalla de la Vuelta de Obligado, Luis Launay, es una estrella federal de oro y con 16 piedras de rubíes, de 6 centímetros de diámetro.
La batalla de la Vuelta de Obligado se desarrolló el 20 de noviembre de 1845, en el paraje que da nombre al enfrentamiento, donde los patriotas cruzaron cadenas en el río Paraná para tratar de impedir el paso de la flota anglofrancesa.
El río Paraná, a la altura de San Pedro, provincia de Buenos Aires, da una curva y angosta el ancho entre las orillas, que las fuerzas del Ejército argentino usaron como ventaja comparativa para establecer un corte con las cadenas, y fijar tres baterías de artillería con las que esperaban detener la subida de las naves enemigas.
La historia cuenta que la batalla se desarrolló por más de 11 horas y que los patriotas argentinos consiguieron detener la navegación triunfal de los navíos europeos.
Según los historiadores, en la Vuelta de Obligado, las naves extranjeras quedaron tocadas y, si bien no detuvieron su andar, la resistencia argentina logró insuflar la resistencia en el pueblo.
Los historiadores dan cuenta que las pérdidas sufridas por la flota enemiga dio ánimo a los patriotas y quebró el espíritu triunfalista de los invasores, que querían imponer el comercio de sus productos en el interior del país.
"Si pierden plata, están derrotados", aseguran algunos historiadores que le dijo Juan Manuel de Rosas al general Lucio Norberto Mansilla, jefe del Ejército. Rosas había designado al general Mansilla, que era su cuñado, como el jefe del Ejército argentino que protagonizó la batalla de Obligado, quien fue herido en acción y pese a ello continuó al frente de las tropas.
La flota anglofrancesa era la punta de lanza de 95 navíos de carga, repletos de productos para ser colocados en la provincia de Corrientes y en el Paraguay. Durante la batalla, las naves de carga permanecieron en Ibicuy expectantes del desarrollo de la contienda.
La batalla de la Vuelta de Obligado fue la primera de otros tres enfrentamientos, como fueron el paraje Tonelero el 9 de enero de 1846, una semana más tarde San Lorenzo (donde el general José de San Martín había derrotado a los españoles con los Granaderos) y por último Quebracho, sitio donde los patriotas cañonearon a los invasores.
La presidenta Fernández de Kirchner alentó desde un primer momento la construcción del monumento en homenaje a la gesta militar argentina y ordenó financiar la obra, cuyo autor es el plástico Rogelio Polosello. La obra de Polosello estará ubicada a unos 30 metros del panteón que recuerda a los héroes, que hasta no hace mucho se encontraba descuidado.
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