El Concorde se accidentó después de pasar durante el despegue sobre una pieza de metal desprendida de una nave de Continental. Esto hizo que un neumático de la aeronave reventara, y los fragmentos de goma de éste fueron a parar a uno de los motores del avión, que ardió en llamas.

Una vez envuelto en llamas, el avión chocó contra un hotel poco después del despegue, el 25 de julio del año 2000. La mayoría de los pasajeros eran turistas alemanes que se dirigían a Nueva York.

Para los familiares de las víctimas, la sentencia de hoy tiene una importancia simbólica, pues poco después de la catástrofe recibieron cuantiosas indemnizaciones. "Había un gran interés político en que el Concorde volviera a volar", explicó el abogado berlinés Heiko van Schyndel, que participó en el proceso en aquel entonces.

Otros cuatro acusados fueron absueltos de sus cargos, entre ellos el entonces ingeniero jefe del programa Concorde, Henri Perrier. La fiscalía había solicitado para él una condena de dos años con libertad condicional bajo fianza.

Los abogados de Continental argumentaron que el Concorde ya estaba incendiado cuando rodó sobre la pieza de metal. Según anunciaron, apelarán la sentencia. "También Air France cometió errores", dijo Olivier Metzner, quien alega que la decisión judicial solo protege los intereses de la economía francesa. Según declaró, hay pruebas que han desaparecido y saldrán a la luz en las próximas semanas.

Como parte de la sentencia, Continental deberá deberá pagar a Air France, a quien pertenecía el avión, una indemnización por daños y perjuicios de un millón de euros.