Viernes, 29 de julio de 2011 | Hoy
23:29 › DISPARO FATAL A LA SALIDA DEL TRABAJO
La muerte de Ariel Domínguez, el joven que la semana pasada falleció de un tiro en la cabeza en San Telmo, fue reconstruida por la Justicia para verificar la versión del policía sospechado por el homicidio, quien aseguró que el arma se accionó accidentalmente luego de que se le cayera de la cartuchera. La versión del cabo de la Federal Ariel Mendoza no pudo comprobarse en ninguna de las seis oportunidades en las que repitió los movimientos del miércoles pasado. La jueza extendió el secreto de sumario por 10 días y resta que resuelva si procesa al uniformado.
A partir del mediodía, los instructores judiciales comenzaron a revivir lo que ocurrió el pasado miércoles 20 en el mismo lugar de los hechos, en la calle Humberto I y la avenida Paseo Colón, donde Domínguez cayó muerto cuando estaba a punto de tomar el colectivo rumbo a su casa.
Además del cabo acusado de homicidio culposo, en el procedimiento estuvieron presentes tres testigos del hecho y peritos de la División Balística de Gendarmería Nacional.
Tras repetir seis veces lo ocurrido el miércoles 20, al cabo no se le cayó la pistola de la cartuchera, según lo había declarado, por lo que reforzó las sospechas de los familiares de Domínguez en torno a que el policía tuvo que haber llevado el arma en la mano.
En tanto, los otros dos testigos señalaron que escucharon el disparo y vieron cuando el cabo recogió el arma del piso, pero dijeron que no observaron el momento en el que el arma cayó al piso.
"La reconstrucción fue valiosa y en los próximos días habrá pruebas periciales para el esclarecimiento del caso. Creemos que es un homicidio culposo porque un accidente es un hecho azaroso y no hay azar cuando hay un mal manejo de determinadas situaciones", sostuvo Jorge Taiah, abogado querellante de la familia Domínguez.
El próximo martes, expertos de la Gendarmería Nacional iniciarán la ampliación de la pericia sobre el arma que en un primer informe no estableció si se pudo disparar automáticamente. La jueza de instrucción María Gabriel Lanz ordenó un estudio denominado "tormento" que consiste en arrojarla retiradas veces la pistola al piso para saber si se puede accionar sola.
Tras la reconstrucción de la muerte de Domínguez, la jueza volvió a decretar el secreto de sumario por 10 días y resta que resuelva si procesa o no al cabo. Mendoza estuvo detenido dos días, desde el momento del hecho hasta horas después de prestar indagatoria, y quedó imputado del delito de "homicidio culposo".
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