Según informaron los Comités de Coordinación Locales de Siria, las fuerzas militares tomaron las ciudades al Este del país y bloqueando los accesos a la población. Una campaña de incursiones en casas y arrestos en toda la ciudad fueron llevadas a cabo por el Ejército para acallar a quienes se manifiestaron en contra de los 41 años al poder de la familia Assad. "52 civiles murieron y más de 100 fueron heridos en Deir Ezzor por los disparos de las fuerzas armadas y de la seguridad", precisó el jefe de la Liga Siria de Derechos Humanos, Abdel Karim Rihaui. Por el momento, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos calcula que han fallecido al menos 1.686 civiles y 401 efectivos de las fuerzas de seguridad desde el inicio de la revuelta popular el pasado mes de marzo.

En tanto, el líder sirio Bashar Al Assad continúa desoyendo el repudio mundial ante la violencia al manifestar que "enfrentarse a los forajidos y salteadores de caminos que montan barricadas y aterrorizan a la población es un deber nacional". Al mismo tiempo, el mandatario anunció las "elecciones libres", aunque la reciente ley de partidos, solo considera "legales" las plataformas que se amoldan a los principios del Baaz y expresan fidelidad al régimen.

Por su parte, el monarca absolutista Abdullah, rompió el silencio de los países árabes tras la semana más cruenta en Siria para pedir el final del derramamiento de sangre y llamó a consultas al embajador saudí en Damasco. "Lo que está pasando en Siria no es aceptable para Arabia Saudí", admitió Abdullah y agregó: "O escoge la sabiduría por sí misma o se verá arrastrada a las profundidades de los disturbios y las pérdidas". El mensaje del soberano sigue a comunicados similares emitidos por parte de la Liga Árabe y el Consejo de Cooperación del Golfo. Del mismo modo, el ministro de Relaciones Exteriores de kuwaití, el jeque Mohammed al-Salem al Sabah, anunció que los cancilleres de los países del Golfo se reunirán pronto para discutir la situación en Siria.

Así, en medio del revuelo por el aumento de la represión militar contra los manifestantes y de la condena de los países árabes al régimen sirio, Al Assad, nombró al general Daud bin Abdalá Ragha, quien había sido jefe del estado Mayor, como nuevo ministro de Defensa, en reemplazo del general Ali Habib Mahmud. Asimismo, el cambio del titular forma parte de otras alteraciones de altos funcionarios decididos por Al Asad después de reunirse con delegaciones y representantes de los ciudadanos.