Sábado, 5 de noviembre de 2011 | Hoy
17:50 › "SON CHISMES" RESPONDIó IL CAVALLIERI
Bajo el lema "Reconstrucción, en nombre del pueblo italiano", decenas de miles de manifestantes procedentes de todo el país llegaron a Roma para participar de la convocatoria en la que, a pesar de haber sido organizada por el Partido Demócrata, se eliminaron todas los referentes partidarios para privilegiar los colores rojo, verde y blanco de la bandera de Italia.
En la concentración participaron también los partidos opositores Italia de los Valores (IDV), Sinistra, Ecología y Libertad (SEL) y el mayor sindicato del país CGIL. En la Plaza San Juan se demostró la indignación de los italianos por la declaración de Silvio Berlusconi en la cumbre del G-20, quien dijo que en Italia no se sufre la crisis porque "los restaurantes están llenos, es difícil conseguir un sitio en los aviones y los hoteles están completos durante los días festivos".
"Vergüenza" y "Vete a casa", fueron los principales gritos de los manifestantes cuando los organizadores repitieron en una de las pantallas gigantes las declaraciones de Berlusconi en Cannes. "Al restaurante voy, si, pero para lavar los platos", se leía en una de las pancartas exhibidas durante el acto, en el que predominaban las que se invitaba a Berlusconi a "marcharse a casa".
La concentración también sirvió al PD para lanzar sus promesas en caso de elecciones anticipadas, pues durante el mitin, el líder opositor Pier Luigi Bersani prometió que su partido devolverá a Italia "donde tiene que estar", y recuperaré "su dignidad". "El euro no es la enfermedad sino la medicina, con la condición de que Europa no sea la de la derecha de Ángela Merkel y Nicolas Sarkozy", afirmó Bersani, quien agregó que lo primero que había que hacer era "mandar a casa a Berlusconi. O se va solo o lo mandamos nosotros en el Parlamento o con elecciones, pero se tiene que ir ya". Para ello, Bersani lanzó la propuesta de un pacto de Gobierno entre los partidos progresistas y moderados para "una legislatura de reconstrucción y para apoyar el renacer de Italia".
"La manifestación ha sido un éxito. La Plaza esta llena, así como todas las calles adyacentes. Con su presencia se expresa la exigencia de un cambio, Las imágenes de esta plaza son por sí mismas un claro mensaje político", dijo uno de los responsables de la organización del PD, Nico Stumpo. "Es un error reiterar que Italia no está en crisis. Entiendo que viviendo entre el Palacio Grazioli y Arcore, Berlusconi sepa poco de lo que pasa en la calle. Le recomiendo que se vaya a dar una vuelta...", dijo la secretaria general de CGIL, Susanna Camusso.
Mientras tanto, Berlusconi, a través de un comunicado, afirmó que no tiene ninguna intención de dimitir y que continuará su "batalla". "Corren chismes y cotilleos sobre la dimisión del Gobierno, pero siento desilusionar a los nostálgicos de la Primera República (como se conoce la etapa entre 1946 a 1994), donde los gobiernos duraban once meses, pero la responsabilidad ante mis electores y ante el país me imponen a mí y a mi Gobierno a continuar esta batalla por el civismo que estamos realizando en este difícil momento de crisis", se lee en la nota.
El secretario del partido de Berlusconi, Pueblo de la Libertad (PDL), Angelino Alfano; el coordinador nacional, Denis Verdini, y el subsecretario de la Presidencia del Gobierno, Gianni Letta, por su parte, acudieron anoche a la residencia romana de Berlusconi para informarle que los diputados de la coalición gubernamental se habían reducido a 306 y, por lo tanto, que había perdido la mayoría en el Parlamento. Berlusconi, según la prensa italiana, ha pedido 72 horas para comprobar si tiene todavía los "números" para seguir gobernando y, en caso negativo, buscar nuevos aliados ante el importante voto del martes, cuando se tendrá que aprobar un documento sobre las cuentas del Estado de 2010.
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