Lunes, 12 de diciembre de 2011 | Hoy
17:49 › UN ACTOR DE LAS DOS ORILLAS
Una de las grandes figuras del cine, el teatro y la TV iberoamericana de las últimas siete décadas falleció en Madrid a los 88 años. El intérprete que en la televisión argentina brilló en tiras como El Rafa y El oriental, protagonizó más de 200 películas junto con Carmen Sevilla, Tita Merello, Sara Montiel, Graciela Borges, Alberto Closas, Jack Palance, Irene Papas y Peter Cushing, entre otros. Sus restos serán cremados mañana en el cementerio madrileño de la Almudena.
Miguel Angel Rocca, director del filme La mala verdad, última labor del actor, sostuvo que "en todo este tiempo no dejé de estar en contacto con él y con su familia". Rocca, quien con La mala verdad gozó del último protagónico del intérprete dentro de una pelícual en la que también tomaron parte Analía Couceyro, Malena Solda, Carlos Belloso, Norman Briski, Mario Alarcón y Cecilia Rossetto, reveló que Alberto "me dijo que todo lo que tenía que vivir lo había vivido".
El actor había nacido el 21 de enero de 1923 en el barrio porteño de Belgrano, y fue bautizado como Alberto Manuel Rodríguez Gallego Gonzáles de Mendoza como hijo de padres españoles que lo dejaron huérfano a los 5 años, por lo que fue criado por su abuela en Madrid hasta que la Guerra Civil lo devolvió a Buenos Aires. El vínculo entre la Argentina y España signó toda una trayectoria artística, lo cual le permitió cautivar a públicos de Iberoamérica y Europa con un estilo recio y personal.
Su debut cinematográfico fue en 1939 como parte del elenco de Y mañana serán hombres, de Carlos Borcosque, apenas el puntapié inicial de un tránsito plagado de obras y reconocimientos. Filomena Marturano, El jefe, El infierno tan temido, Pasó en mi barrio, La dulce enemiga, Don Juan Tenorio, Primero yo, María y la otra, Noches sin lunas ni soles, El secreto de Mónica, Los desesperados, Lola Mora y Cleopatra, forman parte de esa galería.
Sobre tablas brilló en piezas como Panorama desde el puente, Filomena Marturano (donde retomó junto con Tita Merello una historia que también brilló en cine en 1950 bajo la dirección de Luis Mottura), Don Fausto, Un tranvía llamado deseo, Engañemos a mi mujer, Violines y trompetas, Tovarich y Las últimas lunas.
En televisión, en tanto, su impronta quedó marcada en ciclos entre los que deben mencionarse a Yo y un millón, Tiempo cumplido, Curro Giménez, El pulpo, Hombres de honor y la saga de Alta comedia, que encabezó en 1993.
Para clausurar tan imponente labor de alcance internacional, Alberto aceptó despedirse con La mala verdad, encarnando de manera notable a Ernesto, el mandamás de un núcleo familiar que completan su hija Laura (Analía Couceyro) y su nieta de 10 años Bárbara (Ailén Guerrero), cuyas conductas escolares ponen en alerta a Sara (Malena Solda) la psicóloga del colegio. La trama inquietante, opresiva y sutil del filme de Miguel Angel Rocca, hizo que De Mendoza aceptara el reto, algo que para el director significó "un golpe de suerte".
El cineasta reveló que "nunca pensé en Alberto de Mendoza y cuando me enteré que estaba dispuesto a hacer de Ernesto, aclaré que teníamos una película muy chiquita y que no podía pensar en un actor que trabaja en euros, pero él mostró una predisposición increíble para sostener su decisión". "La llegada de Alberto fue algo imprevisto y, hoy, increíblemente, es imposible pensar que a La mala verdad la podría haber hecho otra persona", confesó Rocca en un reportaje con la agencia oficial Télam.
El realizador relató que "aunque parecía difícil dirigir a alguien como Alberto de Mendoza que tiene 150 películas sobre el lomo, tuvimos un gran rodaje. Trabajamos con su mirada, con la cosa chiquita, con sutilezas que él fue capaz de ir incorporando". "por el lado personal, siento que haber rodado con Alberto es algo que me tengo que guardar toda la vida", concluyó.
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