"El objetivo de la misión no debería ser meramente inspeccionar la situación sobre el terreno sino asegurarse de que el régimen sirio está cumpliendo el protocolo de la Liga Árabe y pone fin a la violencia", dijo a DPA el líder del CNS, Burhan Ghalyon, dese Turquía, donde se reunió con el general de la Liga Áraba, Nabil al Arabi. En su opinión, la misión debería haber sido más amplia y haber estado mejor equipada.

Es que el director de esa misión árabe, el sudanés Mustafa al Dabi, había formulado declaraciones optimistas sobre la labor que realiza y durante su visita Homs, escenario de combates desde hace semanas, dijo que no vio "nada dramático". Luego, una vez oída las críticas del CNS pidió más tiempo antes de su trabajo sea objetado y anunció la llegada de otros 16 nuevos observadores que se unirán a los 50 que ya se encuentra sobre el terreno.

Alemania, por su parte, demandó a Siria que permita a los observadores el pleno acceso a presos y disidentes. Un portavoz del ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, apuntó que el acuerdo político con la Liga Árabe aboga por "el acceso irrestricto a todos los puntos neurálgicos (...) Estos incluyen no sólo ciudades críticas como Homs, sino también la posibilidad de hablar libremente con representantes de la oposición y de la sociedad civil así como con los presos del régimen", agregó.

A finales de diciembre se prevé que haya desplegados en Siria entre 150 y 200 representantes de la Liga, como parte de un acuerdo entre el gobierno sirio y la organización panárabe para poner fin a la violencia mediante un plan de paz que prevé la liberación de presos políticos y la retirada del Ejército de las ciudades antes de finales de enero. Desde el inicio de las protestas contra Assad a mediados de marzo ya murieron más de 5 mil personas, según la ONU.