Jueves, 22 de marzo de 2012 | Hoy
14:47 › MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA
El juez federal Daniel Bejas informó que los restos hallados el año pasado en una fosa común en el exarsenal Miguel de Azcuénaga, que funcionó como centro clandestino de detención durante la última dictadura militar, pertenecen al exsenador peronista Damián Márquez, y a los militantes de la juventud peronista Pedro Corroto y José Papia, según revelaron los estudios de ADN realizados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Bejas elevó el mes pasado a juicio oral la causa por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el Azcuénaga.
Márquez, de fuerte militancia en el Partido Justicialista durante la década del '70, fue secuestrado la noche del 13 de enero de 1977. El dirigente justicialista presidió la cámara de Senadores, cuando aún en la provincia existía un sistema bicameral, y también fue secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) local.
El hallazgo de los restos de Márquez significa el primero de una persona con cargo institucional dentro de un lugar perteneciente a las fuerzas, como el exArsenal, y no en un campo privado como el Pozo de Vargas, donde se encontraron anteriormente restos de desaparecidos, entre ellos del ex senador provincial Guillermo Vargas Aigansse.
"Está comprobado en un 99,99 por ciento que es mi padre", le dijo a Télam Daniel Márquez, hijo del exsenador provincial. "La Junta Militar de ese época ya no podrá negar más que hubo desaparecidos durante el régimen porque esta es una prueba contundente", señaló el hijo del exsenador.
"Queremos dejarle un mensaje a la sociedad porque el equipo forense, que se reunió con nosotros el lunes, nos dijo que todavía hay un porcentaje grande de familiares que deben someterse a los ADN y es necesario que se lo hagan para poder reconocer los cuerpos que se encontraron", indicó el hijo de Márquez.
La investigación para la localización de fosas comunes en el exArsenal se había tramitado desde su inicio, en 2005, ante el Juzgado Federal 2. Luego, en septiembre del año pasado, fue atraída por la megacausa penal donde se investigan los delitos en el ámbito del centro de detención, a cargo del juzgado Bejas.
A fines de marzo de 2011 se había detectado la primera remoción de tierra, y en esa ocasión se descubrieron restos, algunos de ellos parcialmente quemados. Junto con los huesos, se hallaron proyectiles de armas de fuego, restos de ropa y de calzados. También se detalló que algunos de los esqueletos tenían las manos atadas y que había neumáticos que se habrían utilizado para iniciar el fuego.
Según la hipótesis preliminar, se estima que primero se produjo la quema de cuerpos, después la remoción de la fosa mediante el uso de la máquina y, finalmente, el relleno. Los trabajos en el predio están a cargo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), con la colaboración del Grupo Interdisciplinario de Arqueología y Antropología de Tucumán.
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