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Catalán también comentó que recibió llamados telefónicos de personas que le dijeron que la habían visto subir a un auto rojo Duna de la remisería Cinco Estrellas, de la empresa de Rubén Ale, similar al descripto en la causa, y luego deambular por una localidad cercana a la capital tucumana. El hecho se investiga en la causa como el segundo secuestro, ante la presunción de que se pudo fugar transitoriamente de sus captores.

"Ella no tenía motivos para estar celosa, nunca hubo maltrato entre nosotros, porque arreglábamos los problemas conversando. Lo último que me dijo fue 'chau mi amor, nos vemos después', pero no supe más de ella", recordó Catalán. "Lo único que quiero es justicia y quiero que mi hija tenga a su madre, que aparezca Marita", agregó.

Catalán confesó que la desaparición de su pareja lo "afectó en todo", que luchó "para seguir adelante" pero "mi vida no es buena porque me falta la persona que amo". El padre de la única hija de Marita recordó que la joven "tenía un carácter fuerte pero era muy alegre y tenía a su hija impecable igual que la casa, porque era muy trabajadora".

El hombre confirmó que se fue de la casa de los Verón pocas semanas después del secuestro a pedido de Susana Trimarco y que hubo momentos de discusión familiar durante la relación con la joven, especialmente al quedar embarazada, oportunidad en que mencionó la posibilidad de un aborto, aunque aclaró que todo "fue un mal entendido".

La relación con la familia Verón-Trimarco fue "complicada", según su relato, hasta que le compraron herramientas para que realice trabajos de herrería ya que estaba desocupado y comenzaron a ayudarlos económicamente. Además, ante las preguntas de los abogados defensores, Catalán tuvo que negar ser homosexual o tener problemas de adicciones y confirmó que Susana Trimarco tiene una guarda legal de su hija de 13 años acordada con él.