Desde la residencia de verano en la que habitará los próximos dos meses, a 30 kilómetros de Roma, el clérigo alemán había agradecido por un "día sin precedentes" y "por tanto cariño". "Sigamos juntos, adelante", invitó.

Por la mañana, Josef Ratzinger pronunció unas palabra de despedida para los cardenales en la Sala Clementina del Vaticano y les aseguró: "Entre ustedes está el futuro Papa, al que prometo mi respeto incondicional y obediencia. Continuaré rezando, especialmente en estos días".

El Papa, con signos de cansancio, saludó y estrechó las manos de cada uno de los cardenales presentes, entre ellos los argentinos Jorge Bergoglio; Leonardo Sandri, quien se desempeña como prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales; y Jorge Mejía y Estanislao Karlic, quienes no participarán del cónclave como electores por tener más de 80 años. "Les pido que sean como una orquesta, en la que la diversidad pueda llevar a una armonía acorde", se esperanzó Ratzinger.

Benedicto también defendió el rol de la Iglesia al asegurar que "no se trata de una institución inventada por alguien, construida sobre una mesa, sino una realidad viviente que vive transformándose, aunque su naturaleza sigue siendo siempre la misma, ya que su naturaleza es Cristo".

El decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano, despidió a Benedicto oficialmente en nombre de las autoridades del Vaticano, y le manifestó el "profundo afecto y la gratitud y el acompañamiento" de la institución el último día de su pontificado.