Viernes, 31 de mayo de 2013 | Hoy
18:32 › ORIENTE MEDIO
Mientras se alejan las chances de una rápida solución política a la guerra civil que azota a Siria luego de que el presidente Bashar Al Assad rechazara la exigencia de renunciar y de que la oposición anunciara que no participará de la conferencia de paz promovida por Washintong y Moscú en Ginebra, el canciller ruso, Serguei Lavrov, aseguró que el armanento es un "factor de contención" ante una eventual intervención militar extranjera.
Mientras tanto, dentro de Siria continuaron los combates por el control de Al Qusair, donde el Ejército nacional y los combatientes del movimiento libanés Hezbollah luchan contra los insurgentes que controlan parte de esa estratégica ciudad, ubicada en la frontera con el Líbano.
Al mismo tiempo crece el temor a una carrera armamentista en la región y a una expansión de la crisis luego de que la Unión Europea (UE) diera luz verde para entregar armas a la oposición y de que Rusia confirmara planes de vender a Damasco al menos diez aviones de combate MiG 29MM2 y su sistema de misiles antiaéreos S-300, pese a las advertencias de Israel.
Aunque Rusia defiende los suministros de armas a Damasco con el argumento de que se trata de ventas a autoridades legítimas, varias fuentes próximas a la industria militar rusa y al consorcio estatal de exportación de armamento (Rosoboronexport) han descartado que los S-300 estén ya en Siria.
Desde Washington, los cancilleres de Estados Unidos y Alemania instaron a Moscú a no poner en peligro la conferencia sobre Siria en Ginebra. "Les decimos a nuestros colegas rusos que no pongan en peligro la conferencia de Ginebra. La entrega de armas al régimen de Assad es un error", subrayó el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Guido Westerwelle, tras reunirse en Washington con el secretario de Estado norteamericano, John Kerry.
En Turquía, la oposición política siria en el exilio, dominada por islamistas y bajo presión para incluir a más sectores laicos, cerró una semana de debates sin poder elegir nuevo presidente en medio de permanentes diferencias y pese a gestiones de Occidente para que llegaran a un acuerdo.
La Coalición Nacional Siria (CNFROS), fragmentada y condicionada por las tensiones entre sus principales apoyos regionales, Qatar y Arabia Saudita, anunció ayer que no participará de la conferencia impulsada por Washington y Moscú a pesar de las presiones de los norteamericanos y los británicos, que lamentaron la decisión pero se esperanzaron en que no haya sido la última palabra.
Los 63 miembros de la CNFROS reunidos en Estambul para debatir la ampliación del organismo y la aprobación del gabinete ministerial encabezado por Ghasan Hito y, sobre todo, para elegir un nuevo presidente para reemplazar a Moaz al Jatib, quien dimitió en abril, a través de un comunicado confirmó que los debates terminaron anoche sin un acuerdo sobre el nuevo presidente de la coalición pero con el consenso de admitir a 51 nuevos miembros, lo que casi duplica el tamaño del organismo y eleva a 114 el número total de participantes.
Mientras la oposición nativa fustiga duramente a la CNFROS, acusándola de no representarlos y de atentar contra las metas de la revolución contra Al Assad, la elección del nuevo presidente se ha pospuesto hasta el 12 de junio próximo. , agregó la nota de la CNFROS.
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