Jueves, 5 de febrero de 2015 | Hoy
22:03 › GRECIA
Miles de griegos llenaron la céntrica plaza ateniense para apoyar al Gobierno del primer ministro Alexis Tsipras, en un momento de máxima tensión con los socios europeos. El detonante fue la decisión del Banco Central Europeo de no aceptar los bonos helenos como garantía en sus operaciones de refinanciación y la posición alemana frente a la deuda.
El ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, enfrentó hoy en Berlín las críticas del gobierno alemán y pidió "un programa puente" hasta alcanzar un acuerdo definitivo para solucionar la crisis, una posición que luego de miles de griegos respaldaron en una manifestación en Atenas. "Exigimos una oportunidad para mostrar nuestras propuestas", reclamó el ministro griego durante la conferencia de prensa que compartió en Berlín con su par alemán, Wolfgang Schauble, quien no pudo disimular su malestar.
Varufakis intentó tomar algunas de las expresiones del dirigente alemán y sostuvo que su país recibió "demasiado dinero" con los dos rescates formulados por la llamada troika, compuesta por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI, aunque "sólo hicieron crecer una deuda insostenible", sentenció. "El préstamo más grande de la historia fue otorgado a la nación más insolvente de la Unión Europea...y con una lista de reformas que apenas era cortina de humo. Esto no podía terminar bien", sentenció el ministro griego.
Schauble hizo oidos sordos a los reclamos griegos e insistió en que Atenas debe seguir negociando con la troika para encontrar una solución a la crisis. "Hay que decir que los motivos del duro camino están en Grecia y no en Europa ni en Alemania", sentenció el funcionario alemán, en una frase que fue interpretada por los medios como una respuesta al premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, quien días atrás dijo que el problema de Europa no es Grecia sino Alemania.
Varufakis tampoco se anduvo con rodeos y golpeó en el pasado nazi de Alemania. El ministro griego señaló que sus socios alemanes deberían entender que "humillar a una nación orgullosa" puede tener consecuencias graves. "Cuando vuelva a casa esta noche, encontraré un país en el que el tercer partido político no es un partido neo nazi, es un partido nazi", resaltó el economista de izquierda.
"Grecia no aceptará más órdenes, especialmente órdenes que llegan por emails", sentenció por su parte el primer ministro Alexis Tsipras a su regreso a Atenas, en referncia a los correos electrónicos que solía enviar la troika con los pasos a seguir para garantizar el pago de los millonarios "rescates". "En sólo una semana ganamos aliados que no habíamos ganado en los últimos cinco años de crisis", agregó el nuevo premier griego y recordó el respaldo prometido por los gobiernos de Reino Unido, Francia y Roma.
Los resultados de las reuniones, sumados a la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de no aceptar los bonos helenos como garantía en sus operaciones de refinanciación, empujaron a miles de griegos a manifestarse en apoyo de los dirigentes del partido Syriza.
"No vamos a ceder al chantaje de nuevo", "El tiempo de que Grecia se arrodille y tenga gobiernos sumisos ha terminado" o "Merkel tiembla como una ramita" fueron algunos de los slogans más escuchados entre las personas que se concentraron frente al Parlamento nacional. "Estamos aquí para expresar nuestra solidaridad con el gobierno. Desde el 25 de enero es el pueblo el que toma las decisiones en Grecia", dijo a la agencia EFE Dimitris, un joven que se instaló con su bicicleta junto a la entrada del Parlamento. En la manifestación muchos coreaban el nombre del nuevo ministro de Finanzas, Varufakis.
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