El purpurado vaticano reveló que tanto Cristina Kirchner como la presidenta chilena, Michel Bachelet, "desean" que el Papa visite ambos países en 2008, con motivo del trigésimo aniversario de la solución al conflicto por el canal de Beagle.

"No sé si será posible", reconoció Bertone, al recordar que la agenda del Pontífice para el año próximo está "sobrecargada".

El cardenal Bertone hizo estas observaciones en una rueda de prensa en la Casa Rosada, tras reunirse con el matrimonio presidencial, a quienes les transmitió -dijo- "el saludo y bendición del Santo Padre".

La audiencia "protocolar de carácter privado", según fuentes oficiales, se inscribe dentro del clima de distensión en las tensas relaciones que el Poder Ejecutivo mantiene con el Episcopado argentino que encabeza el cardenal Jorge Bergoglio. Sin embargo, no asistió ninguna autoridad de la jerarquía eclesiástica local.

Bertone llegó al país el viernes para presidir como enviado papal la ceremonia de beatificación de Ceferino Namuncurá, que se realizó el domingo pasado en la localidad rionegrina de Chimpay, y hoy regresó a Roma.

Tras valorar en este sentido "la colaboración de la Iglesia (católica) para una convivencia pacífica con todos aquellos que se dedican al bien común del país", el purpurado utilizó palabras del presidente Kirchner sobre la situación de la Argentina.

"El presidente (Kirchner) dice siempre que llevó a su pueblo del infierno hasta el purgatorio. Le he augurado a la nueva presidenta que pueda elevarlo hasta el paraíso, con la colaboración de todos", subrayó Bertone.

Bertone explicó que con el matrimonio Kirchner dialogó sobre el primer trabajo de los jóvenes, la educación y la tarea de los salesianos en la Patagonia, a la que definió como "una misión extraordinaria y heroica".

"El presidente y la nueva presidenta han reconocido el trabajo social y religioso de los salesianos", precisó.

Tras calificar su visita a la Argentina de cinco días como "molto bene", destacó las "cosas buenas que tiene el pueblo argentino", sobre todo "la voluntad y genio argentino".

El enviado papal llegó a la Casa de Gobierno a las 11.10 acompañado por el nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini, su secretario personal, monseñor Lech Pinchota; y el secretario de la Nunciatura, monseñor Alberto Perlasca.

Dialogó, junto al nuncio, con el matrimonio presidencial por algunos minutos y luego se sumaron el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el canciller Jorge Taiana, el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, y el embajador argentino ante la Santa Sede, Carlos Custer.

Oliveri evaluó el encuentro, de poco más de media hora, de "excelente" y precisó que se desarrolló "en un clima de distensión y que todos salieron conformes".