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Ambas compañías dieron a conocer su decisión a través de comunicados publicados en sus páginas web. El propietario de Lavabit, Ladar Levison, dijo que se vio "obligado a tomar una decisión difícil: convertirme en cómplice de los crímenes contra el pueblo estadounidense o alejarme de casi diez años de duro trabajo". Y añadió: "Ojalá pudiera compartir con ustedes legalmente los acontecimientos que han motivado mi decisión, aunque no puedo".

Por su parte, Silent Circle confirmó la "suspensión preventiva" de sus operaciones y recordó que diseñaron sus servicios encriptados de audio, texto y video para ser "completamente seguros" y evitar cualquier exposición de la privacidad de los clientes. No obstante, aseguró que realizarán mejoras en los diferentes servicios de mensajería electrónica para aumentar la seguridad.

"Siempre es mejor ser seguro que tener que lamentar no haberlo sido", agregó el comunicado de esta empresa, que negó presiones externas explícitas y enfatizó que "la peor decisión es no tomar ninguna iniciativa" después de lo ocurrido con Edward Snowden.

Esta postura contrasta con la de Lavabit, que adujo que el cierre se debe a presiones legales. "Esta experiencia me ha enseñado una lección muy importante: sin la intervención del Congreso o de un fuerte precedente judicial, no recomendaría a nadie confiar sus datos privados a una empresa con vínculos físicos a los Estados Unidos", escribió Levison.

No obstante, ambos sugirieron que tratarán de buscar, desde el punto de vista legal, la forma de reabrir. Ambas compañías fueron relacionadas con el exespía de la CIA, que actualmente está refugiado en Rusia y cuya entrega pide Estados Unidos para juzgarlo por haber revelado información secreta.