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Los 1400 docentes auxiliares de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), así como los que se incorporen en el futuro, podrán concursar sus cargos, una antigua deuda de la casa de estudios. El consejo directivo de la facultad aprobó un nuevo reglamento de concursos y ya realizó el primer llamado para cubrir 192 cargos. El reglamento se venía discutiendo desde hace dos años y la comunidad de Filo había acordado incorporar a los alumnos como jurados, pero la participación estudiantil fue objetada por el rectorado de la universidad.

La facultad realizó los cambios propuestos por el rectorado y eso generó el descontento de las agrupaciones estudiantiles. “Teníamos que reacomodar la conformación de los jurados para no demorar los concursos y para que en el futuro no fueran invalidados”, explicó a Página/12 el decano Hugo Trinchero. Por su parte, el consejero estudiantil Julián Dercoli (La Mella, izquierda independiente) cuestionó que se hayan “dejado afuera del jurado a los estudiantes, cuando habíamos acordado otra cosa. El decano no defendió a la comunidad educativa lo suficiente”.

“O cambiamos la resolución del Consejo Superior o cambiamos el estatuto de la UBA, pero lo que no podemos hacer es dejar que se realicen concursos que después no tendrían validez”, aseguró el decano Trinchero. El debate sobre el reglamento de concursos para los cargos auxiliares viene ya de la gestión anterior, que tenía al propio Trinchero a la cabeza. A fines de 2008 los claustros comenzaron a debatir la nueva normativa, que culminó con el acuerdo de incluir tres representantes de profesores, tres de graduados y tres de alumnos en la mesa de evaluación de los auxiliares docentes. Luego se envió al rectorado para que examinara la propuesta a la luz de las normativas generales de la universidad. Fue allí cuando el área de legales del rectorado objetó la participación estudiantil en los jurados, invocando su incompatibilidad con la resolución 2036/87 del Consejo Superior.

Para los alumnos, esa norma “no prohíbe explícitamente la participación de los estudiantes ni de los graduados. Entendemos que el decano no peleó lo suficiente por el reglamento que acordó la comunidad académica de Filo”, afirmó el consejero Dercoli. En su artículo 4º, la norma en cuestión dice que “los jurados estarán compuestos por al menos tres docentes regulares con mayoría de profesores del área respectiva” e indica que los graduados y estudiantes podrán “enviar a los veedores que participarán de las reuniones del jurado”.

En Filosofía y Letras hay más de 1400 auxiliares docentes con cargos interinos, distribuidos en las nueve carreras de grado que se dictan en la facultad, que esperan para participar de los concursos. En la próxima sesión del consejo directivo, prevista para el martes que viene, los claustros tratarán un nuevo conjunto de cargos a concursar. Las autoridades de la facultad estiman que en cuatro años estaría “regularizada la planta de auxiliares”.

Con el propósito de convocar lo antes posible a los nuevos concursos, el decano propuso una salida alternativa. “Para no retrasar el llamado planteamos la participación de los estudiantes en la comisión evaluadora para no quedar en contraposición con la resolución y, también, para no romper el espíritu de participación que tenía el reglamento discutido y aprobado por la comunidad de la facultad”, explicó Trinchero. Así, los estudiantes participarán de la comisión que analizará la renovación de los cargos docentes, pero no de los jurados. “En otros estatutos que fueron modificados, como el de la Universidad Nacional de La Plata, se incorporó a los estudiantes en los jurados, pero la UBA todavía no lo hizo”, agregó el antropólogo.

Pese a que la discusión no había sido zanjada, los llamados a concursos para auxiliares docentes se aprobaron en la última sesión del consejo directivo de Filo. “Los estudiantes tampoco nos opusimos al llamado a concursos, porque es la esencia de lo que venimos discutiendo: laburo estable para los docentes. Aún así presentamos un proyecto para que el consejo se pronuncie y, además, solicite al Consejo Superior la modificación de la resolución 2036/87”, detalló el consejero Dercoli y agregó: “El reglamento tal y como estaba significaba romper con la tradición conservadora de la UBA”.