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Una performance que implicó mujeres y hombres desnudos y escenas de sexo explícito en un pasillo de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA desató un debate que combinó críticas y reivindicaciones dentro y fuera de la academia. Las fotos y videos del evento, enmarcado en el ciclo cultural Miércoles de Placer, se viralizaron instantáneamente por las redes sociales y las autoridades fueron llamadas a dar explicaciones. Desde la facultad pidieron disculpas a quienes “hirieron” en su “sensibilidad”, pero señalaron que el error fue que la actividad excediera los límites del espacio acotado que le había sido asignado y reivindicaron a la universidad pública como “un ámbito de libertad irrestricta, pluralidad ideológica e intercambio permanente de ideas”. El rector de la UBA, Alberto Barbieri, y el ministro de Educación, Alberto Sileoni, consideraron que la actividad estuvo fuera de lugar y pidieron evaluar posibles sanciones.

La Facultad de Ciencias Sociales, encabezada por el decano Glenn Postolski, informó que las actividades realizadas en la sede del barrio de Constitución fueron organizadas por el Area de Comunicación, Géneros y Sexualidades de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, que integran investigadores, docentes y estudiantes de esa casa de estudios. El área trabaja temáticas referidas a los géneros y las sexualidades desde hace tres años, con una perspectiva crítica que problematiza las visiones hegemónicas y que lleva desarrollada una gran cantidad de debates e intervenciones performáticas. En ese contexto, anteayer se invitó a participar a los artistas y activistas del grupo español Post-Op (ver entrevista aparte). Según informó Sociales, el revuelo se produjo en este caso porque la actividad de “posporno”, programada en “un espacio áulico cerrado como una intervención artística de vanguardia acompañada de debate académico”, trascendió los “espacios controlados” y se desplegó durante algunos minutos en un pasillo de la planta baja, donde alumnos y docentes circulaban desprevenidos cuando se toparon con las escenas de contenido sexual.

“Estoy sorprendido, como la mayoría de la gente”, dijo ayer el rector de la UBA, Alberto Barbieri. Si bien se encargó de avalar la “libertad de cátedra” dijo “no estar de acuerdo” con la iniciativa, a la vez que cuestionó que se realizara “en un lugar público y transitable”, donde pudo haber “menores”. “La democracia tiene que ser para que uno elija si quiere asistir o no quiere asistir a determinadas cuestiones. Está bien la libertad de expresión, pero también la libertad de elegir”, enfatizó. Sobre los responsables de la performance, el rector dijo que “tendrán que dar las explicaciones del caso, en qué se basan desde el punto de vista académico-científico para hacer esto” y consideró que a la Facultad de Sociales le corresponde evaluar la situación y aplicar posibles sanciones.

Para el ministro de Educación, Alberto Sileoni, “la demostración, más allá que se inscriba en una actividad académica, no se hizo ni en el lugar, ni a la hora, ni bajo la autorización necesaria”. “No puedo hablar de la actividad en sí, pero coincido con muchos estudiantes en que la demostración no podía pasar desapercibida ni era común para el ámbito donde se desarrolló”, dijo el ministro. “El tema es ‘el otro’ –agregó–, a quien esa demostración tan poco común en un espacio público puede molestar u ofender.”

El director de la carrera de Ciencias de la Comunicación, Diego de Charras, explicó que estaba pautado que la actividad se desarrollara en el estudio de televisión de la facultad, en el subsuelo, y que “durante la primera parte de la performance los actores salieron a un pasillo por unos minutos”, por lo que lamentó “haber herido la susceptibilidad de algunas personas que pudieron sentirse ofendidas”. De Charras dio precisiones respecto al sentido de la iniciativa y explicó que el ciclo Miércoles de placer se caracteriza por sus performances que, por otra parte, “ya se hicieron en bienales de arte, el Malba y otras facultades”. “Son del tipo vanguardista que impacta y genera reflexión y debate sobre las concepciones hegemónicas de la sexualidad y el género, así como la maternidad, la tercera edad y el modelo de belleza de los cuerpos y sus estereotipos”, agregó.

Si bien las autoridades de Sociales admitieron que lo correspondiente hubiera sido que la actividad se circunscribiera al ámbito que le fue asignado, no determinaron sanciones para los organizadores y reivindicaron a la universidad pública como “un ámbito de libertad irrestricta, pluralidad ideológica e intercambio permanente de ideas”. Asimismo, desmintieron “enfáticamente las versiones que señalaron la presencia de menores de edad” y negaron “cualquier direccionalidad partidaria de un hecho que pretendió tener sentido artístico, político y académico”.

Esta segunda salvedad hecha por De Charras se relaciona con las críticas disparadas por las autoridades del centro de estudiantes, que denunciaron una provocación de la gestión y las agrupaciones kirchneristas. “El posporno podría haberse desarrollado en la dirección de la carrera, en el auditorio o en la oficina de cualquiera de sus funcionarios-organizadores. Otra opción era usar las mesas de La Cámpora o La UES, las agrupaciones que coordinan cotidianamente su actividad con la gestión”, dispararon desde el Partido Obrero. “Queremos decir que no solamente no nos consultaron, sino que después de orinar y eyacular sobre nuestros materiales, no limpiaron y dejaron preservativos usados acompañados de proclamas contra el centro, sus espacios de organización y gestión”, denunciaron. En este sentido De Charras señaló que “no hubo profilácticos tirados, ni orina sobre las mesas”, como sostuvieron algunos medios y personas que “exageraron sobre el alcance de la performance”.