En un escenario político que volvió a complicarse, con fuerzas que intentan reposicionarse al costo de generar nuevos enfrentamientos, cruzando incluso internas gubernamentales, la Universidad de Buenos Aires (UBA) tratará de reunir la semana que viene al Consejo Superior para convocar –el 15 de diciembre– a la asamblea que debe elegir rector. Si bien no recibieron una autorización oficial, los decanos de la UBA confían en que podrán realizar la asamblea universitaria en el Congreso de la Nación. Ayer, Aníbal Franco, vicerrector a cargo de la universidad, fundamentó ante la Cámara Federal de Apelaciones la solicitud de garantías judiciales para que pueda sesionar el consejo frente a la segura protesta de la izquierda estudiantil.

Con la convocatoria de la asamblea como primer punto a tratar, el consejo fue llamado para el jueves que viene, a las 9, en el rectorado. Es el primer paso hacia la elección del rector desde que la mayoría de los decanos acordó postular, con una plataforma de consenso, a Rubén Hallú y Jaime Sorín como candidatos a rector y vice. Detallado en la presentación a la Justicia, el temario de la sesión incluye también cientos de expedientes que no pudieron tratarse en las últimas semanas, cuando el cuerpo sufrió tres suspensiones consecutivas. Los decanos esperan que, antes del jueves 7, la Justicia dé una respuesta favorable y garantice la reunión. Si pueden sesionar, convocarán, por sexta vez en el año, a la asamblea para el viernes 15, seguramente en el Congreso. Si la FUBA logra imponer su rechazo y el cuerpo no consigue reunirse, se analizarán otras formas de organizar la asamblea: la autoconvocatoria por un tercio de los asambleístas o el llamado del vicerrector ad referéndum del consejo.

Pese al anunciado y sostenido acuerdo de los decanos, el escenario político de la universidad exhibió una nueva fragmentación ayer. La desencadenó una solicitada publicada en Página/12 y en el diario Clarín: “Nos expresamos en defensa de la UBA, pública y gratuita, a favor de la realización de la asamblea universitaria para elegir autoridades, reformar el estatuto y avanzar en el debate sobre una nueva Ley de Educación Superior”, indicaba el texto, cuyas firmas encabezaban diez decanos de la universidad (faltaban los de Psicología, Medicina y Agronomía), otras autoridades y consejeros, seguían profesores, dirigentes de Aduba y Apuba, agrupaciones universitarias y también personalidades de la cultura. La idea de publicarla había surgido en un espacio de agrupaciones que, hace una semana, intentan mostrar una postura contraria a la FUBA en el movimiento estudiantil.

El malestar estalló entre algunos sectores de centroizquierda, kirchneristas incluidos, y se debió centralmente a que la solicitada los reunía con el decano de Derecho, Atilio Alterini –que en mayo declinó su candidatura a rector cuestionado por su pasado como funcionario durante la dictadura– y a ex funcionarios del shuberoffismo. “La UBA agoniza y Alberto Fernández desconecta el respirador”, dispararon los kirchneristas de Libres del Sur y los independientes del QRS. “El jefe de Gabinete y sus operadores intentaron utilizar nuestra buena fe y la de muchos otros, haciéndonos partícipes de una engañosa solicitada donde aparecen actores que representan lo más lejano a nuestro pensamiento.” Destacaron la “bien conocida” relación entre decano y ministro, y consideraron que hubo “una maniobra política” dirigida a deslegitimarlos y a reintroducir “a nefastos personajes que fueron desplazados por la fuerza de la movilización”. Los dardos también apuntaron a las agrupaciones IURE, Demos y RCP, supuestamente vinculadas a Fernández.

Los independientes de centroizquierda Joaquín Cara (El Gradiente) y Federico Montero (La Vertiente) repudiaron “las firmas que entraron por la ventana de Alterini y varios otros responsables de la profunda crisis que vive la UBA”, cuestionaron “la picardía” de los que “no aportan a una salida al conflicto ni al diálogo necesario para realizar las transformaciones que la UBA necesita”. Según los dirigentes estudiantiles, el acuerdo previo no era incluir a los decanos entre los firmantes (por eso, no figuró el de Medicina) ni expresar apoyo a la fórmula Hallú-Sorín, sino sumar la adhesión de referentes culturales. Además, la agrupación Felipe Vallese, con presencia en Sociales, desmintió haber firmado la solicitada: “Antes de elegir rector, la asamblea debe avanzar en la democratización”, dijo Cristian Bay a este diario. Tal fue la confusión, que el espacio de “los cuatro decanos” salió a precisar su postura (ver aparte). La crisis sumará otro acto hoy, a las 18 y frente al rectorado, cuando se movilicen la FUBA, la AGD y agrupaciones de izquierda para exigir “la democratización de la UBA”.