Desplegado el mapa sobre la mesa después de las elecciones, los graduados de la Universidad de Buenos Aires (UBA) realizan sus balances y comienzan a analizar táctica y estrategia a seguir desde marzo, cuando asumirán los nuevos representantes. La tendencia de los comicios de hace dos años se mantuvo en casi todas las facultades y la representación en los consejos directivos terminó casi con la misma configuración. Para los radicales y sus fuerzas aliadas, conservaron su predominio porque “hubo una ratificación” de las mayorías que eligieron decano y se optó por “la continuidad de la estabilización” de la UBA, después del conflictivo año pasado.

Si bien no lo hizo de manera homogénea como en sus años de esplendor durante el tiempo que fue rector Oscar Shuberoff, el radicalismo en sus distintas variantes y coaliciones se consolidó en las facultades donde tiene tradición: Derecho, Ciencias Económicas, Farmacia y Bioquímica, Medicina, son algunos ejemplos. El consejero superior Juan Pablo Más Vélez, de Derecho, aseguró que es difícil analizar los resultados “desde un espacio partidario. Hay determinadas agrupaciones que fueron confluyendo con otros espacios hacia puntos en común que exceden una visión única. Por ejemplo, en Arquitectura hay consejeros radicales por la mayoría y por la minoría”. Esa facultad, justamente, es la única que todavía no realizó la elección de graduados: será la próxima semana.

“El claustro de graduados es un claustro que tiene buen nivel de información de lo que se está votando. Por eso, si hubo una ratificación de lo que se votó hace dos años, es porque el grueso de las mayorías de graduados fueron parte de las mayorías que eligieron decano. La sensación de haber estado al borde del precipicio en 2006 hizo que se votara por la continuidad de la estabilización de la universidad, que está representada por (el rector de la UBA, Rubén) Hallú”.

Desde el espacio del centroizquierda, el politólogo y consejero de Sociales Gabriel Puricelli estimó que en el mapa de representaciones “se mantuvo el statu quo casi de manera calcada, porque es una típica elección de mitad de mandato. Cuando se elige decano es cuando se involucra una mayor cantidad de esfuerzo para empadronar y masificar la participación”. Para Puricelli, el desempeño de la izquierda en el claustro “dejó claro que no tiene peso y que la discusión se da entre los reformistas y la derecha. El intento que hicieron fue muy malo, tanto en Veterinarias como en Ingeniería, no tuvieron ningún impacto”. Espacios de centroizquierda también se impusieron como mayorías en Exactas y en Filosofía y Letras.

De hecho, para la izquierda tradicional históricamente fue esquivo el claustro. A pesar de esto, en Psicología consiguieron mantener la minoría y percibieron un pequeño incremento en el caudal de sufragios que los apoyó. También en la Facultad de Ciencias Exactas lograron sostener el consejero que habían logrado dos años atrás. La psicóloga Ileana Celotto, que resultó reelecta como consejera, afirmó que la izquierda “logró mantener las representaciones a pesar de tener que enfrentarse a las presiones de los aparatos del oficialismo. Pero aun así el cuadro de la universidad no es el mismo, porque los que nos identificamos con la lucha por la democratización, la gratuidad, la carrera docente, entre tantos otros temas que hemos impulsado siempre, nos hemos fortificado en el sentido de que tuvimos una presencia objetiva al presentar listas donde antes no teníamos y adquirimos una fisonomía propia”.

Para mostrar la situación en la que se encuentra el claustro, Puricelli afirmó que “no hay corrientes políticas que abarquen a toda la UBA, porque el escenario está desestructurado: se piensa la universidad como una federación de trece facultades”. Según Más Vélez, “existe un proceso en el que se ha hecho difícil mantener identidades tradicionales dominantes. Hay una crisis de las identidades partidarias que lleva a una discusión acerca de cómo se reconstruye de manera plural”.