Martes, 6 de noviembre de 2007 | Hoy
Duros conceptos del titular del Coloquio de IDEA, Guillermo Murchison, sobre la falta de compromiso social empresario. A su juicio, la corrupción trae de la mano la pobreza.
Por Cledis Candelaresi
“Una encuesta que acaba de hacer la Iglesia Católica en universidades muestra que el 43 por ciento está dispuesto a corromperse para lograr alguna mejora en su carrera (...). Eso demuestra que el 57 por ciento restante es mentiroso”, bromea Guillermo Murchison. El presidente y propietario de la firma homónima de cargas y estibajes es también el actual titular del Coloquio de IDEA que comienza mañana en Mar del Plata. Los ejecutivos esperan la visita de Julio De Vido y albergan la esperanza de que la presidenta electa también vaya al encuentro que Néstor Kirchner esquivó sistemáticamente. “Puede tener una actitud distinta”, conjeturó el empresario en diálogo con este diario. Prebisteriano practicante, el hombre elegido para conducir el encuentro critica la moral capitalista y admite que sus colegas están poco dispuestos a hacer algo para mejorar la inequidad distributiva que cuestionan.
–¿Por qué se incluyó el tema corrupción en el Coloquio de IDEA?
–No es un problema sólo de la Argentina. Pero los países que tienen altos niveles de corrupción tienen también altos índices de pobreza. Y todos estamos conscientes de que en la Argentina somos muy proclives a transgredir las reglas. El 42 por ciento de los empleados está en negro. Mucha gente no paga los impuestos que corresponde. Y el problema no es sólo que el fisco deja de recibir dinero, sino que ataca las bases de un sistema capitalista: así el mejor producto no llega al mejor precio.
–Usted alude a la evasión como forma de corrupción. Hay otras en las que los empresarios tienen el claro rol de corruptores. Pensemos en casos recientes como los sobreprecios pagados a Skanska.
–Como empresarios, hay cosas que podemos hacer y en el Coloquio buscamos un compromiso para mejorar cosas, también en la familia y en la política.
–¿Le parece que el combate a la corrupción es un punto medular de la agenda del próximo gobierno?
–Lo que tiene que hacer el Gobierno es promover un cambio cultural. Lo que los empresarios queremos es previsiblidad para saber si podemos o no invertir. Si se va a avanzar o no en la concertación o cómo se va a solucionar el problema energético.
–Hace poco usted dijo que “no es posible crecer en un país con tantos pobres”.
–Lo que digo es que es una vergüenza que haya tantos pobres. Que uno de cuatro argentinos esté bajo la línea de pobreza me da vergüenza. No es el país en el que quiero vivir. Nosotros tenemos trabajos como el que preparó Ernesto Kritz para el Coloquio con el que discutiremos la inclusión social. En esos papeles se dice que el 75 por ciento de la gente pobre está en el sector informal de la economía: no gana salario mínimo, no tiene cobertura social.
–¿Entonces admite que los empresarios tienen mucha responsabilidad en ese cuadro de alta pobreza?
–Todos tenemos responsabilidad. Para que haya un 42 por ciento de empleo en negro es porque muchas empresas, en particular pymes, trabajan en negro. Y la AFIP poco controla eso. Creo que los empresarios tenemos que hacer un esfuerzo para promover el cambio cultural.
–¿Y qué aporte están dispuestos a hacer para mejorar la distribución de la riqueza?
–Los empresarios no creo que hagan demasiado, además de decir que ese reparto es una vergüenza. Porque creo que todos somos egocéntricos. Todos queremos siempre más. El capitalismo tiene muchas fallas. Es el único sistema que funciona en este momento, pero fuera de un contexto ético es verdaderamente un desastre. Palabras como usura desaparecieron de nuestro diccionario. Los empresarios a veces somos mal vistos, en parte, porque no se comprende el valor de la generación de riqueza. Pero también porque muchas veces damos mala imagen debido a que cometemos muchos excesos.
–¿En la vida privada?
–En la privada y la pública. Tengo muchos amigos míos que desaparecieron de la vida productiva porque no supieron entrar en la bicicleta financiera. La falta de un sistema ortodoxo nos llevó al “sálvese quien pueda”, a las pautas de un capitalismo salvaje.
–¿Qué significa la concertación en precios y salarios? ¿Congelamiento, sendero de ajustes?
–Los países que llegaron a una concertación tuvieron representantes del sector sindical, políticos y empresarios que diagramaron una estrategia a mediano plazo que incluye todas las variantes. Cada sector tiene que ceder algo para negociar. La presidenta electa parece dispuesta a escuchar a todos.
–¿Cree que será menos confrontativa que su marido con IDEA o con los representantes del establishment económico?
–En realidad, lo que hizo (Néstor) Kirchner fue criticar a algunos empresarios en particular y no a toda la institución. De cualquier modo, creo que ella puede tener una actitud distinta.
–¿Le parece que ella puede ser más flexible ante los reclamos empresarios que el marido?
–Hasta ahora no dio ninguna pauta específica en ese sentido, salvo su planteo de la concertación. Esto significa ir al debate, así que en alguna medida puede pensarse que es más proclive al diálogo.
–¿Imagina soluciones innovadoras para problemas como el energético? ¿Con más tarifas y menos subsidios, por ejemplo?
–El Gobierno demasiado bien administró los problemas del área. Pero ahora es necesario que introduzca cambios con tarifas que permitan invertir con la certeza de que ese dinero se recuperará. Con esta condición los privados van a invertir en el sector energético o en cualquier otro.
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