Martes, 18 de diciembre de 2007 | Hoy
El rector de la UBA, Rubén Hallú, hace un balance del año de su gestión, incluyendo la situación del Clínicas y el Pellegrini, las reformas del estatuto, las estrategias de investigación y la necesidad de la ley marco.
Por Julián Bruschtein
Exactamente un año atrás, la Universidad de Buenos Aires (UBA) realizaba la asamblea universitaria para elegir autoridades nuevas por sexta vez en siete meses. Las anteriores cinco quedaron truncas por las movilizaciones estudiantiles que encabezaba la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), exigiendo una democratización y la reforma de los estatutos. La última reunión se hizo en el Congreso con un gran operativo policial que terminó con la elección del veterinario Rubén Hallú como rector de la UBA y el arquitecto Jaime Sorín como vice, mientras afuera los estudiantes eran reprimidos y encarcelados por la policía. A doce meses de asumir, Hallú analiza el resultado y el faltante de su gestión.
–En este año que pasó desde su asunción, ¿cuál es el cambio que a usted le parece sustancial?
–No me canso de repetir que una cosa era lo que yo pensaba o sabía antes de asumir el cargo y otra cuando empecé a interiorizarme de las problemáticas de la universidad. Cuando asumí la situación era crítica, si a la semana no se podían pagar los salarios del personal. Hemos mejorado sustancialmente aunque aún queda muchísimo por hacer. Creo que el principal logro es haber cambiado el rumbo de la universidad. Fue un cambio de rumbo en áreas donde tenemos propuestas concretas, por ejemplo en investigación. Hicimos algo que no se había hecho nunca, que fue cambiar las modalidades de promover la investigación. Este es un tema central para la universidad. Lo implementamos como programa y convocamos a todas las facultades a trabajar sobre el mismo tema, con el enfoque que le puede poner cada unidad académica. Antes todo esto se realizaba con proyectos que se presentaban y se trabajaban de manera separada. Lo que estamos impulsando es generar investigaciones multidisciplinarias, como por ejemplo en derechos humanos o sobre el cambio climático. Lo que nosotros entendemos es que no puede ser que una de las universidades más importantes de Latinoamérica, como es la UBA, no elabore programas de investigación sobre estos temas.
–Uno de los puntos centrales cuando asumió era resolver la reforma del estatuto. ¿Por qué no se pudo cumplir esta meta?
–De las cuatro comisiones en las que se dividió el trabajo de reforma hubo tres en las que se consiguió acordar, incluso me animo a decir que, salvo los chicos de la FUBA, en algunas hubo unanimidad. En la comisión sobre formas de gobierno no hubo ningún acuerdo, pero es porque todavía no se presentó un debate profundo. Ni siquiera es que hubo dos o tres posiciones definidas y no se llegó a un acuerdo. Existen muchos proyectos que tienen que ser analizados y debatidos en profundidad.
–El Ciclo Básico Común (CBC) también quedó en el tintero...
–Sí, pero el CBC tiene que pasar por un proceso de debate diferente, porque hay que darle una respuesta, pero antes se tiene que discutir si corresponde que esté en el estatuto o no. Esto tampoco está debatido y hay que resolverlo.
–Y después de la asamblea de agosto tampoco se volvieron a juntar las comisiones...
–No, pero bueno, ahí hay que ver qué pasa, porque el año que viene se va a tener que seguir trabajando en lo que se pueda avanzar. Lo que estaban proponiendo era que se aprobase todo sobre lo que hubo acuerdo menos la reforma del gobierno, cerrar lo que se pueda y dejar para trabajar solamente este tema. Pero hay que ver cómo llegamos a junio (fecha de la próxima asamblea) porque tenemos algunos meses antes como para trabajar un poco más.
–La discusión de la Ley de Educación Superior se postergó para el año que viene y desde el Gobierno impulsan la idea de que la universidad tiene que estar más vinculada con el proceso del país. ¿Usted está de acuerdo?
–Estamos de acuerdo con el nuevo ministro (Juan Carlos Tedesco) en que la ley tiene que marcar líneas de lo que el país quiere de las universidades. Esto es lo que pensamos los rectores en general: hace falta una ley marco. Seguramente la universidad no puede estar ajena al proyecto de país. La universidad debe ayudar al progreso del país, para eso está, porque de lo contrario no estaría cumpliendo su rol.
–¿Cree que la autonomía influye para que esto sea así?
–Yo creo que la autonomía es muy importante, pero no tenemos que confundir autonomía con independencia. Porque nosotros vivimos gracias al aporte del Estado, y a él aportan todos los ciudadanos de este país. Por eso no se puede tomar el dinero de los ciudadanos y hacer lo que se nos dé la gana sin rendir cuentas. La sociedad tiene muchas necesidades y gasta a través de sus representantes en Educación. Ahora, si no le sirve para nada, la pregunta es: ¿estará la sociedad dispuesta a gastar tanto dinero en algo que no sirve habiendo otras necesidades en el país? Yo creo que es válida la inversión en esto, porque hace al desarrollo del país la existencia de una universidad que fomente la investigación y la tecnología. Esta es una deuda que tenemos con la sociedad porque no nos ve como una institución útil. Yo estoy convencido de que somos útiles, pero en esto no solamente tiene que estar convencido uno, sino fundamentalmente la sociedad.
–El Hospital de Clínicas y el conflicto en el Pellegrini también marcaron este año en la UBA. ¿Qué les espera el año que viene?
–En el Hospital de Clínicas recuperamos la situación de falta de insumos que había y de tener 40 pacientes y riesgo de cierre, cerramos el año con la capacidad casi completa. Es difícil, pero logramos enderezar el rumbo del hospital con mucho esfuerzo. En el caso del Pellegrini, la designación de (el nuevo rector Héctor) Pastorino, que trabajó en el acta con los docentes, tiene la intención de calmar un poco la cosa. Hacia dentro de la escuela se vive un clima de todos contra todos que tiene que terminar.
–La renuncia de la secretaria académica, María Rosa Neufeld, parecía hacer tambalear el acuerdo político con los cuatro decanos (Arquitectura, Filosofía y Letras, Sociales y Exactas)...
–El hecho de que se hayan realizado modificaciones entre los funcionarios del rectorado no tuvo nada que ver con la política interna. Recién tomamos la decisión hace una semana y después de febrero veremos quién se queda allí. Si hubiese sido con ánimo de generar alguna ruptura política, lo habría hecho de otra forma.
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