UNIVERSIDAD › LA UBA LANZA UN PROGRAMA INTERDISCIPLINARIO APLICADO

A investigar la marginación

Para generar propuestas que sustenten políticas públicas, la universidad creó un programa de investigación en el que participarán todas las facultades. El tema central será la marginalidad social y su relación con salud, educación, trabajo, territorio y violencia.

 Por Julián Bruschtein


Como “insumo para políticas públicas”, la Universidad de Buenos Aires formuló un nuevo programa interdisciplinario de investigación y generación de propuestas sobre marginación social. La iniciativa surgió de un debate interno entre integrantes de las trece facultades de la UBA y la Secretaría de Ciencia y Técnica está desarrollando los ejes del Programa Interdisciplinario sobre Marginaciones Sociales (Piubamas). Se trata del segundo proyecto que abarcará todas las facultades: el año pasado se lanzó uno sobre cambio climático y, en los próximos meses, seguirá otro dedicado a energías renovables. Para el festejo del Bicentenario, en 2010, la UBA planea presentar las conclusiones y propuestas.

“La idea fue cambiar un poco lo que se venía haciendo, en lo que tiene que ver con la función de la universidad. La UBA tiene que tener necesariamente trabajo de investigación básica y trabajo de investigación aplicada.” El rector de la UBA, Rubén Hallú, explicó así cómo se decidió involucrar a la universidad en el estudio de uno de los mayores problemas del país. A través de debates generados a lo largo del año pasado, miembros de las trece unidades académicas acordaron trabajar con distintos enfoques académicos sobre la marginación social.

“El problema que nos preocupaba era cómo equilibrar el fuerte desarrollo en ciencia básica, que fue el componente que permitió que sobreviva el sistema a todas las catástrofes por las que pasó la UBA durante los últimos treinta años –dijo el secretario de Ciencia y Técnica, Hugo Sirkin–, y nos dimos cuenta de que faltaba una pata en cuanto a investigación, que era la falta de políticas de investigación aplicada a objetivos concretos.” Los desafíos generales que despuntaron en el proyecto provienen de una observación: “Tenemos el 40 por ciento de la población bajo la línea de pobreza y la marginalidad en este país no es solamente económica: hay una marginalidad estructural, hay familias que ya van por la tercera generación que no trabajan. Esto abre grandes requerimientos en tecnología, en salud, en las ciencias sociales”, agregó Sirkin.

El programa todavía está terminando de afilarse. “Estamos consultando con el Ministerio de Desarrollo Social, con algunas ONG, para enriquecer el trabajo. Pero ya se ha organizado en cinco campos: marginaciones sociales y salud; marginaciones sociales y educación; marginaciones sociales y territorio; marginaciones sociales y trabajo y marginaciones sociales y violencias.” En el proceso de debate estuvieron involucrados más de cincuenta especialistas de todas las facultades de la universidad.

Las autoridades académicas sostienen que la casa de estudios estuvo durante muchos años “mirando hacia dentro mismo de la UBA”. “Debemos ser capaces de cambiar la percepción que la sociedad tiene de la universidad –dijo Hallú–, con políticas de investigación aplicada. Proponer desde acá temas que sean de interés no solamente nacional, porque el impacto que tiene este tipo de trabajos también es regional e internacional. Nosotros tenemos el desafío de probar todas las potencialidades y todos los recursos que tenemos.”

Como ejemplo de la relación interdisciplinaria hacia dentro del programa, Sirkin destacó que “si bien la mayoría de la gente ve ubicada la problemática de la marginación social en el campo de las ciencias sociales, hay que destacar que el primer proyecto que está avanzado es de carácter técnico: se está estudiando la posibilidad de transmitir datos de Internet por el cableado eléctrico común y parece que se puede. Se lograría así que cualquier pueblito aislado, con una inversión muy pequeña, pueda acceder a Internet”.

Aunque todavía no existe una fecha de lanzamiento oficial del programa, los avances que se vayan produciendo decantarán en “el desarrollo de actividades de investigación específicas por área –precisó Sirkin–. Por ejemplo, a partir de definir los escenarios climáticos de aquí a diez años, la meta es poner la cabeza en lo que hay que empezar a pensar en estas distintas áreas para proponer soluciones en el campo de la salud, desde el punto de vista poblacional... Y nos hemos impuesto que de aquí a dos años, pensando en el Bicentenario, vamos a presentar algunas propuestas, insumos para políticas públicas, basadas en el avance de las investigaciones que están en marcha”.

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