UNIVERSIDAD › OPINION
Otro movimiento estudiantil
Por agrupaciones independientes*
El objeto de este escrito es explicitar los significados de nuestra posición con relación al Congreso de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA). No ingresamos al congreso para evidenciar nuestra disconformidad con el rumbo que ha tomado la federación y el hecho que protagonizamos es un intento más (entre varios ya realizados) por construir una verdadera organización gremial de estudiantes. La convicción de los que firmamos este documento es que necesitamos más y mejores organizaciones estudiantiles para enfrentar la devastación de nuestro país y nuestro pueblo. Desde esta perspectiva se debe significar nuestra acción. No ingresamos al congreso porque encontramos una fuerte continuidad entre las lógicas de la Franja Morada y las fuerzas que en la actualidad conducen la FUBA: el MST, el PO y la Venceremos. Esta situación nos llena de desencanto porque consideramos que se está dilapidando la voluntad transformadora de miles de estudiantes que desplazaron las formas y las políticas que encarnaba la Franja Morada.
Las continuidades entre los que hoy conducen la federación y las lógicas del radicalismo universitario son las siguientes:
1. Dos elementos centrales de la crítica a Franja Morada eran la despolitización de las herramientas gremiales y su usufructo clientelar. Ambas situaciones se proyectan al presente. Así es que la FUBA no debate la universidad y mucho menos el país. La federación no aporta, no se pregunta, no incide. Sólo emite solidaridades sin ninguna reflexión, y menos aún se preocupa porque ellas expresen la complejidad del movimiento estudiantil. A la vez, el radicalismo se caracterizó por apropiarse sin reparos de los empleos, rentas e ingresos que generaba la federación. Esta lógica hoy se mantiene casi intacta, si no fuera por la impericia para esas actividades de los que en la actualidad las protagonizan.
2. La FUBA no ha desarrollado ningún tipo de debate para discutirse a sí misma. Mantiene su estructura tal cual fue durante las gestiones de los “Jóvenes UCR”, como si alcanzara con cambiar personas simplemente. La democratización de la federación se ha retrasado al punto tal que la compleja lucha por la democratización de la UBA no encuentra eco en la FUBA.
3. El congreso en diciembre fue una muestra evidente de la distancia entre la FUBA y los estudiantes. Distinto hubiese sido si se realizaba durante el dictado de clases, así la política no sería sólo de los representantes y los resultados de los congresos serían sanamente “impredecibles”. Esto es quizás una de nuestras principales diferencias: la FUBA no debe expresar exclusivamente a los militantes estudiantiles, sino a todos los estudiantes, y para ello lo central es la implicación masiva de éstos y la recuperación del protagonismo de los compañeros.
4. La federación se distanció de sus entidades de base, los centros de estudiantes, ya que no contuvo de forma plural las diferentes corrientes estudiantiles, sino que fue un aparato usufructuado por algunos y una herramienta para consolidarse en sus posiciones. Esta lógica en su extremo los llevó a desconocer organizaciones representativas y legítimas, a la vez que intervenir en conflictos de facultades con el objeto de mellar a las organizaciones mandatadas por los estudiantes.
Pareciera que todavía nos falta desandar mucho camino para empezar a parir organizaciones nuevas. Para seguir construyendo un nuevo movimiento estudiantil es que no entramos al congreso. Este es nuestro compromiso y en esa dirección continuaremos nuestra construcción.
* Firman NBI, PDI, SLM!, TNT y El Mate, agrupaciones estudiantiles de la UBA.